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Recesión, tan profunda como en 1995, pero ya pasó lo peor

 

Después de conocer que el Producto Interno Bruto (PIB) de México cayó durante el primer trimestre de 2009, a un ritmo anual de -8.2% y esperarse un reporte para el segundo trimestre con una caída histórica, todo parece indicar que la recesión es tan profunda como la de 1995. Ahora nos preguntamos: ¿Ya pasó lo peor?

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Durante su participación en el foro “México ante la crisis, ¿qué hacer para crecer?”, que se realizó en la primera mitad de febrero del año en curso, el empresario mexicano Carlos Slim Helú planteó un escenario económico más que complicado para México: El Producto Interno Bruto (PIB) se desplomará; habrá niveles de desempleo nunca antes vistos; quebrará un buen número de empresas, y cerrarán comercios. Ello generó una reacción donde lo menos que le dijeron fue “catastrofista”.

Sin embargo, luego de haber culminado prácticamente la primera mitad del año, algunas cifras nos hacen preguntarnos si estas consideraciones fueron realistas, e incluso, un tanto cuanto optimista.

¿Qué tan profunda ha sido la crisis?

La crisis económica por la que atravesamos actualmente, y que todo mundo siente en sus bolsillos desde principios de año, hoy nos ofrece algunos indicadores que nos dan una idea más clara de qué tan profunda está siendo. Aquí les presentamos algunos de las más importantes que conocemos, luego de cinco meses completos de 2009.

El Producto Interno Bruto (PIB), que mide  el crecimiento de la economía en su conjunto, reportó una contracción de -8.2%, durante los primeros tres meses del 2009. Este reporte mostró la mayor contracción para un trimestre desde 1995, es decir, desde hace 14 años, cuando en el segundo trimestre se contrajo -9.2%.

Durante abril, el Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE), lo más cercano al PIB mensual,  se desplomó -12.2%, la contracción más profunda para un mes desde que se tiene registro del indicador en 1993.

Como parte muy importante de esta situación, el sector industrial decreció -9.9% en el primer trimestre y donde el sector manufacturero en particular, (que es el exportador), cayó -13.8%. Para abril, el sector industrial retrocedió -13.2% y las manufacturas se ajustaron en -18%. Esto hace pensar que la caída del PIB en el segundo trimestre fue mayor a la observada en el primero.

Como parte de la actividad industrial, el sector de la construcción acumuló, de enero a abril, una caída a tasa anual de -8.2% y, tan sólo en abril, se contrajo -11.3%.

Como consecuencia de la crisis, la tasa de desempleo se disparó desde el primer mes del año en curso a 5.0%, el nivel más alto en 12 años, (desde octubre de 1996). Para abril, se ubicó en 5.25% frente al 3.61% de un año atrás. Para mayo, la tasa de desempleo alcanzó un nivel de 5.31%, por lo cual en los cinco primeros meses del 2009, el número de trabajadores que se sumó a las filas de desempleo fue de 478 mil 847, ello significó que a esa fecha, México tenía 2.4 millones de personas desempleadas.

La recesión de la actividad económica ha traído consigo la pérdida de cerca de 700 mil empleos formales, entre octubre del 2008 y mayo del 2009, especialmente en los sectores manufacturero, construcción, comercio y de servicios para empresas y personas.

De esta forma, el número de trabajadores mexicanos que gozaron de seguridad social, se redujo a 13 millones 868 mil personas en mayo; el menor nivel en más de dos años, de acuerdo con cifras de la Secretaría del Trabajo.

Durante abril, las ventas en establecimientos comerciales cayeron -5.8% al menudeo y -15.7% al mayoreo, la mayor contracción para un mes similar en los últimos 14 años, revelaron datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). Las ventas en los establecimientos mayoristas retrocedieron -8.6% y en los minoristas -4.9%, en el primer cuatrimestre de 2009, respecto a igual lapso de un año antes. Estas cifras en particular, junto con la industria de la construcción, reflejan completamente el fuerte debilitamiento del mercado interno a lo largo de la primera mitad de 2009.

En opinión de Manuel Guzmán, economista en jefe de la Dirección de Análisis de Ixe Grupo Financiero, “al contrario de lo que ha ocurrido en otras crisis, en esta ocasión la desaceleración económica del país tiene un origen externo, que surgió del colapso del sector hipotecario de Estados Unidos. Las repercusiones sobre la economía mexicana se han dado principalmente en la balanza de pagos, a través de la reducción de las exportaciones, remesas e inversión extranjera”.

Precisamente como efecto del proceso recesivo mundial, la demanda de productos mexicanos se contrajo fuertemente, por ello las exportaciones totales de México se desplomaron a un ritmo anual de -31%, en el acumulado de enero a mayo. De la misma manera, la recesión interna contrajo la demanda de productos externos y las importaciones cayeron en el mismo periodo a un ritmo anual de -31.7%.

También reflejo del proceso recesivo mundial, la Inversión Extranjera Directa (IED) experimentó una fuerte contracción en el primer trimestre de 2009, al captar 2 mil 663 millones de dólares (mdd), menos de la mitad de la captada en igual periodo del año pasado, y es el reporte más bajo para un primer trimestre desde 2004, cuando fue de mil 319 mdd de enero a marzo.

Si bien durante el primer trimestre, las reservas internacionales disminuyeron en 6 mil 585 mdd, a diferencia de las grandes crisis del pasado, esta vez no hay una crisis financiera. La paridad peso-dólar experimentó fuertes presiones y ha llegado a máximos cercanos a los 16 pesos por dólar, pero también se ha corregido por los programas internos de subastas de dólares del Banco de México y, posteriormente, por el crédito del FMI. Hoy ronda ligeramente por encima de los 13 pesos por unidad.


Manuel Guzmán, Economista en jefe de la dirección de Análisis de Ixe Grupo financiero 

 

Ajuste similar, pero efectos distintos

“La economía mexicana está afrontando el ajuste más rápido e intenso de los últimos 15 años, con caídas de la actividad económica en la primera mitad del 2009, comparables a las registradas en 1995, lo que supondría para el conjunto del año un descenso del PIB equiparable al de entonces. Sin embargo, a diferencia de la crisis pasada, los factores domésticos no han sido los desencadenantes del ajuste”.

Así lo afirmó Jorge Sicilia, director del Servicio de Estudios Económicos de Norteamérica de BBVA Bancomer, quien agregó que México se enfrenta a una crisis externa, al impacto de la restricción de las condiciones de liquidez y a la caída de la demanda global. “Por el contrario, las condiciones de la economía mexicana, algunas de las fortalezas construidas en los últimos años, están siendo en cierta medida, soportes que están contribuyendo a mitigar aunque menos intenso de lo requerido, el impacto de la crisis”.


Jorge Silicia, Director del Servicio de Estudios Económicos de Norteamérica de BBVA Bancomer.

 

Como consecuencia de todo lo expuesto, en la encuesta de expectativas que presentó el Banco de México el pasado 1 de junio, el consenso de los analistas pronosticó un retroceso del PIB para el segundo trimestre del año de -8.56%.

Sin embargo, la Consultoría CAPEM pronosticó una caída de -13.9% para el periodo abril-junio, lo que podría ser la segunda caída trimestral más grande en su historia, solamente después del -14.9% durante la Gran Depresión. Esta contracción se fundamenta, en una caída esperada en la actividad industrial de -16.3% y de -13.3% en el sector servicios.

No debemos de olvidar, que el año pasado la Semana Santa cayó en el primer trimestre y ahora en el segundo, por lo que en éste habrá menos días laborables, a lo que se suma las casi dos semanas de contingencia sanitaria por la influenza. Sin duda, este fenómeno sanitario le pegó muy duro al sector servicios, en particular al turismo y tendrá un efecto negativo en el PIB.

Pero independientemente de la profundidad de la crisis recesiva, los efectos de la actual crisis con la de 1995 está teniendo efectos distintos.

Por ejemplo, si bien el crédito bancario se ha contraído no ha de-saparecido. No hay que olvidar que en la crisis anterior la banca quebró, el crédito desapareció, las personas con un crédito hipotecario perdieron sus casas, porque éstos se volvieron impagables. Por otra parte, hubo una macro devaluación, la inflación repuntó por encima del 50% y las tasas de interés
se dispararon.

Hoy, la situación es completamente distinta, porque la banca está sólida, el crédito se ha contraído pero sigue fluyendo, la paridad ha tenido una devaluación moderada, la inflación no será superior al 6% en el presente año y las tasas de interés de corto plazo han bajado y se ubican por abajo del 5%. Es decir, la fuerte recesión sigue acompañada de estabilidad financiera.

 

¿Ya pasó lo peor?

Cuando revisamos todos los pronósticos trimestrales de crecimiento para el 2009, hay una gran coincidencia respecto a que lo peor ya pasó, justo con el cierre de junio, debido a que desde el tercer trimestre si bien no se ve crecimiento, se modera mucho la magnitud de la caída del PIB, respecto a los dos trimestres previos.

CAPEM pronosticó que luego de una caída esperada de -13.9% para el segundo trimestre, para el tercero el retroceso será de -5% y para el último trimestre del año de apenas -0.3%, de acuerdo con sus pronósticos.

Por su parte, la División de Estudios Económicos de Banamex vaticinó una caída de -8.7% en el segundo trimestre, para el tercer trimestre la contracción sería de -5.9% y de -2.1%, para el último trimestre del año 2009.

Al respecto, Jorge Sicilia declaró que a nivel internacional empezamos a ver noticias positivas, en el entendido de que no están mejorando, sino que ya dejaron de empeorar. “La crisis no ha terminado, pero el círculo vicioso que la ocasionó ya se rompió”, y eso está permitiendo ver el fin del deterioro de la demanda externa, afirmó.

Un análisis del Servicio de Estudios de BBVA Bancomer, denominado “Una crisis global que se estabiliza,” apuntó que “el tono general de los indicadores de coyuntura con los datos disponibles hasta la fecha y relativos a abril y mayo están siendo, por lo general, menos negativos. Este cambio supone, que el ritmo de contracción de la actividad se podría estar moderando, aunque aún se observarán probablemente caídas en el corto plazo”.

Sin embargo, Sicilia aseguró que en México aún no se sienten esas mejoras que se ven a nivel internacional, por el rezago tradicional en la transmisión y porque de alguna manera, el efecto de la influenza ocasionó un impacto negativo en la demanda interna. “El incierto aunque previsible y limitado impacto de la influenza podría retrasar el inicio de la recuperación que, en cualquier caso, ganará impulso con el avance del año”.

En su análisis, Bancomer señaló que “algunos síntomas de mejoría y recuperación se empezaron a hacer visibles entre marzo y abril, en indicadores oportunos como el de confianza del consumidor, confianza del productor o en el indicador mensual de asegurados formales, que puede adelantar un menor ritmo de contracción en la economía por alguna reactivación del consumo privado”.

Sobre el futuro de corto plazo, es decir, para lo que resta del año, el análisis citado apuntó que “para los siguientes trimestres, la perspectiva de recuperación dependerá, en buena medida, de la intensidad y continuidad de la recuperación de la demanda externa, lo que influirá fuertemente en el repunte en el mercado interno”.

Y concluyó diciendo en este sentido, que el perfil de crecimiento económico mexicano para los próximos trimestres asume una respuesta a los impulsos procedentes de su primer socio comercial y financiero: Estados Unidos. La senda prevista para el crecimiento mexicano no está fuera de lo razonable, teniendo en cuenta lo integrado de ambas economías.


El sector de la construcción acumló de enero a abril una caída a tasa anual de -8.2% y, tan sólo en abril, se contajo -11.3%. 

 

La danza de los números

“La recuperación será paulatina y ya más intensa hacia 2010, año para el cual se esperan tasas de crecimiento claramente positivas en ambas economías, aunque sin alcanzar niveles cercanos a su potencial. Con todo, el perfil de crecimiento de los próximos trimestres será relativamente suave, si se compara con ciclos de recuperación previos, como moderada y paulatina será la mejora de las condiciones de la economía global. Con ello, estimamos un crecimiento de 1.7% en 2010 en México después del descenso del -6.3% en 2009, apuntó el análisis de BBVA Bancomer.

De acuerdo con un reporte publicado por Fitch Ratings, la débil perspectiva en el perfil macroeconómico del país, así como crecientes presiones fiscales bajo un contexto de modesta flexibilidad externa, son factores que condicionan la calidad crediticia soberana de México. Bajo ese entorno, Fitch pronosticó una contracción de 5.5% en el PIB para 2009 y una modesta recuperación para el año 2010.

El Consejo Coordinador Empresarial (CCE) estimó que al cierre de este año,  la caída del PIB será de 7%, dos puntos porcentuales más de lo que había vaticinado anteriormente.

Por su parte, la consultoría CAPEM espera una caída anual de -6.9%, en tanto Banamex ubicó el retroceso en -6.2%.

 

El futuro a mediano

plazo es poco alentador

Manuel Guzmán afirmó que a diferencia de lo que sucedió en la crisis interna de 1995, la recuperación de la crisis actual no estará impulsada por el crecimiento económico de Estados Unidos, el cual se estima que empezará a finales de 2009 y será gradual.

“Desafortunadamente, hoy el panorama es diferente en el sentido de que el catalizador de 1995 y 1996, que fue el crecimiento de Estados Unidos, no está presente. Es probable que nuestro principal socio comercial registre en 2009 una contracción de -2.8% y, en general, la actividad económica del mundo podría registrar una caída de -1.3%. De esta forma, la demanda externa no tendrá  la fuerza como para generar un crecimiento importante en 2010”.

“Esto pone en evidencia la necesidad de avanzar en el diseño de reformas de políticas públicas, que fortalezcan el mercado interno; entre las más importantes se encuentran la laboral, fiscal y energética. En la medida en que esto ocurra, México podrá sobrellevar mejor las contingencias externas y será más competitiva frente a otras economías emergentes y desarrolladas”, finalizó el especialista de Ixe.