Los cambios políticos en Estados Unidos y Canadá marcan el inicio de una nueva era para Norteamérica. Las empresas deben estar preparadas para adaptarse a un entorno dinámico, donde las decisiones de política pública podrían transformar las reglas del juego en la región.

Los mandatarios intercambiarán información, renovarán compromisos y buenas intenciones en temas económicos y cambio climático, entre otros.