Durante 2017 los precios de los insumos de la industria de la construcción experimentaron las presiones más altas de la última década. Dicha tendencia se logró revertir y los precios se estabilizaron, pero un nuevo riesgo ronda la industria.
Las perspectivas económicas para la industria de la construcción desde el inicio de 2018 lucían complicadas por la conjugación de varios factores: la incertidumbre que representaba el proceso electoral, la renegociación del Tratado de Libre Comercio (TLCAN) que se tornó más complicada con el anuncio de aranceles por parte de Estados Unidos, el tema presupuestal y una elevada inflación observada en 2017.
En medio de este difícil ambiente, entre el segundo semestre del 2017 y los cuatro primeros meses de 2018, una de las mayores presiones se revirtió y estabilizó; nos referimos a las presiones en los precios de los insumos para el sector.
Sin embargo, una nueva amenaza se hizo presente desde el primero de junio, derivado de la guerra comercial del acero que desató la política proteccionista de Estados Unidos, al anunciar un arancel de 25% a las ventas de acero a la Unión Americana y de 10% a las aluminio por parte de diversos países —entre ellos México— a lo cual nuestro país contestó en la misma magnitud.
En la actualidad México es el primer comprador de aluminio de los Estados Unidos a nivel global y el segundo de acero.
De acuerdo con el Centro de Estudios Económicos del Sector de la Construcción (CEESCO), “para la industria de la construcción el arancel impuesto por los Estados Unidos, presionará a la alza los precios de los materiales de la construcción derivados del acero y del aluminio en el mercado nacional, alterando los presupuestos y previsiblemente incrementado el costo final de las obras”.
Asimismo, indicó que el sector de la construcción registró una contracción de -1% en su ritmo de crecimiento en 2017, por lo tanto, cualquier incremento en el precio de sus insumos afectaría, aún más, su endeble actividad productiva. “Antes del anuncio de esta medida, se había previsto que el sector de la construcción en 2018 crecería de entre 1 a 2% anual. Sin embargo, en las actuales circunstancias esta estimación podría revisarse a la baja”.
Sube y baja en los insumos
Los precios de las materias primas para la construcción residencial y no residencial se ajustaron positivamente respecto a las fuertes alzas que experimentaron hasta la primera mitad de 2017.
Desde el último trimestre de 2016 se observó cierta presión alcista en los insumos del sector. En diciembre de 2015 se observó un incremento anual de 4.38%, pero un año posterior (diciembre 2016) ya alcanzaba un ritmo anual de crecimiento de 8.71%, prácticamente del doble.
Las presiones internacionales sobre diversos insumos como el precio del acero y sus derivados, además de la fuerte volatilidad del tipo de cambio, empujaron aún más arriba los precios-productor de los insumos para la construcción. Precisamente en marzo de 2017 se estableció su nivel más alto, con una tasa anualizada de 13.39%, la más elevada desde noviembre de 2008 cuando fue de 14.14%, de acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI).
Esta tendencia de alza se moderó en la segunda mitad del año pasado y se consolidó en el primer trimestre del 2018, al grado de que en febrero y marzo pasados se estableció una tasa de crecimiento anual de 5.8%, respectivamente, los niveles más bajos desde mayo de 2016 cuando se ubicó en 5.07%. Sin embargo, nuevamente en mayo se presentó un pequeño repunte a tasa anual de 7.98 por ciento.
En el CEESCO señalaron que el ajuste descendente observado en los precios de los insumos del sector desde la segunda mitad del año pasado, obedeció a una menor demanda debido a la contracción en la actividad productiva de la industria.
Desempeño heterogéneo
La inflación al consumidor en mayo pasado alcanzó una tasa anual de 4.51%, mostrando una tendencia a la baja luego de los niveles que alcanzó en 2017. En opinión de los analistas de Citibanamex, “seguimos estimando que la inflación general anual cerrará el 2018 en 4.0%. Si bien todavía esperamos que la inflación general anual continúe su tendencia a la baja durante el resto del año, prevemos que será a un ritmo más moderado debido a una comparación anual menos favorable que en los primeros cuatro meses del año”.
De alguna manera los precios productor de la construcción siguieron dicha corrección, pero obedeciendo a factores externos como menores precios internacionales de commodities (como el acero) y también a las correcciones en la volatilidad del tipo de cambio durante el mismo periodo.
Alguno de los elementos que hoy son motivo de incertidumbre es el precio internacional del acero, provocada por el arancel de 25% que impuso el presidente Donald Trump a sus importaciones de acero provenientes de diversos países (entre ellos México, Canadá y la Unión Europea), y que determinaron la aplicación de aranceles similares a la importación de México de la Unión Americana de aceros planos y que impactarán a los insumos de la industria de la construcción.
Esta situación podría evitar que la corrección de los insumos para la industria de la construcción mostró desde el segundo semestre del 2017 y que se mantuvieron hasta abril, pudieran continuar su corrección a la baja.
Temores de nuevos repuntes
Por ejemplo, de acuerdo con el INEGI, los precios de los productos de alambre en diciembre de 2017 establecieron una tasa de crecimiento anual de -1.39%, pero para enero ya habían repuntado a 3.12% anual, en febrero alcanzaron un crecimiento de 5.47%, en marzo brincaron a 10.07% de avance anual y en abril repuntaron hasta 20.14% respecto al mismo mes del año previo.
En el caso de la varilla corrugada, durante el periodo que va de julio a diciembre de 2017, reportó incluso una contracción en su precio; sin embargo, desde enero del año en curso inició una nueva escalada de precios, al avanzar 10%, en febrero aceleró a 12.5% su ritmo de crecimiento, para marzo ya repuntaba 22.3% y en abril alcanzó un ritmo de crecimiento de 31.8% anual.
En alambrón pasó algo similar, ya que finalizó el año pasado con una contracción de 1.7% anual en su precio y en abril reportó un crecimiento a tasa anual de 23 por ciento.
La tendencia anterior se registró antes del tema arancelario que aplicó Donald Trump, por ello se exacerba el temor de mayores incrementos en los insumos relacionados al acero interrumpan la baja que en promedio muestran los precios de los insumos para la construcción residencial y obra pública.
Debemos de ser muy claros que los mayores impactos provendrán en los insumos relacionados con el acero y en aquellos casos donde el tipo de cambio repercute en el precio nacional por la dependencia de cotizaciones internacionales; sin embargo, el contrapeso serán el resto de los materiales para la construcción que se mantienen mucho más estables y que no dependen de cotizaciones internacionales ni de tipo de cambio.
Los precios al productor para la industria de la construcción han tenido un desempeño heterogéneo, aunque predomina la corrección a la baja respecto a lo que observamos en los últimos 24 meses.
El CEESCO sigue considerando que la construcción inmobiliaria residencial para estratos medios y altos, así como el crecimiento de la infraestructura turística, comercial y de servicios y la etapa de reconstrucción después de los sismos del pasado mes de septiembre de 2017, serán los impulsores de la construcción en 2018.
Destacó que se afectará el precio de 30 diferentes productos de acero, entre ellos tubos con costura, tubos sin costura, lámina galvanizada, placa en hoja, lámina en caliente, placa en rollo y varilla, entre otros.
El análisis del organismo señaló que en 2017, por cada peso que invirtió en la construcción, 45 centavos se distribuyeron en su cadena productiva y de estos últimos, el 20% (8 centavos) se destinaron al consumo del acero y sus derivados.
Texto Jesús Arias
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