Sobre las nuevas reglas que se dictaron para las construcciones después del sismo de 1985, ¿qué ha sucedido a partir del otro 19 de septiembre?, ¿qué actualizaciones deben implementarse?
Derivado de los efectos del reciente sismo, no solo está la atención de la emergencia, la evaluación de inmuebles y encauzar correcta y transparentemente el paquete de acciones. También se deben analizar las enseñanzas y los aspectos a tomar en cuenta en el marco normativo de la construcción en la CDMX.
A raíz de cada uno de los grandes sismos que ha sufrido la Ciudad de México, como en 1957 y 1985, se ajustó y endureció la norma constructiva; al parecer, en 2017 no será la excepción.
El reglamento de construcciones de 1987 consta básicamente de ocho normas técnicas complementarias que establecían las condiciones de diseño a cumplir en las edificaciones en materia de sismos y vientos, en los casos que las construcciones sean de acero, concreto o madera, afirmó el titular de la Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda (Seduvi), Felipe de Jesús Gutiérrez Gutiérrez.
El balance de las edificaciones ante el reglamento de 1987 fue que las construcciones se comportaron adecuadamente en el sismo más reciente ya que los daños materiales fueron menores. Sin embargo, la Seduvi, con el apoyo de especialistas del Instituto de Ingeniería, del Instituto de Geofísica, de la Sociedad Mexicana de Ingeniería Estructural, del Colegio de Ingenieros Civiles y del Colegio de Arquitectos agrupados en un comité científico-técnico, trabajó en una actualización de la normatividad para ofrecer mayor garantía para la seguridad de los inquilinos en el futuro.
Acciones inmediatas
Desde el primer momento, la dependencia realizó una campaña de evaluación de inmuebles dañados. Reporta que se han hecho alrededor de 15,000 revisiones a través de una cédula de evaluación post sísmica diseñada entre el Instituto de Seguridad de las Construcciones de la Ciudad de México y los Colegios de Ingenieros y de Arquitectos. A partir de ella, se identifica un universo de inmuebles de daños menores, los cuales se han clasificado en verdes, que son la mayoría —entre 65 a 68% en esta condición—que tuvieron daños menores, rotura de cristales y desprendimiento de algunos aplanados, expresó.
Los inmuebles clasificados en amarillo presentan, por ejemplo, daños en muros divisorios, en bardas o alguna fachada, pero no estructurales; lo que significó que las columnas, losas y cimentación se comportaron adecuadamente. En el caso de los clasificados en rojo, son los que tienen daño mayor con alguna afectación estructural, colapsados o semi colapsados, que fueron alrededor del 6% del total.
“Estos se están atendiendo con cuadrillas de la Secretaría de Obras y Servicios del Distrito Federal (Sobse) y a través de las empresas afiliadas a la Cámara Mexicana de la Industria de Construcción (CMIC), la Cámara Nacional de la Industria de Desarrollo y Promoción de Vivienda (Canadevi) Valle de México y la Asociación de Desarrollos Inmobiliarios (ADI) en 300 inmuebles aproximadamente”, aclaró.
Además que en el caso de los inmuebles clasificados en rojo, a través del comité de emergencias de la Ciudad de México que se instaló después del sismo, se evalúan y se dictaminan los que deben presentar demolición o que sean susceptibles de reparación. De ahí salen 38 inmuebles en esta condición, pero aclaró que son cifras dinámicas que podrían estar creciendo.
La Sobse procede, a partir de ese dictamen, a conducir el proceso de demolición, y para estos casos, se tiene acordado con la Sociedad Hipotecaria Federal (SHF) y el gobierno de la Ciudad de México, un mecanismo de financiamiento blando de 20 años en los que se pagarán solamente los intereses, de manera que se facilite la reposición de cierto número de departamentos afectados.
Vivir en zona sísmica
Hay que hacer conciencia que estamos en una zona sísmica y en un suelo blando. Lo anterior requiere una revisión permanente de nuestras normas de construcción, dijo.
“Nos parece que en general a pesar de la condición de vulnerabilidad que tiene la Ciudad de México, haciendo las edificaciones de manera correcta, la ciudad es segura. Está también, por ejemplo, la zona del lago que presenta requerimientos de construcción diferentes a una zona de lomerío o transición, en donde se tienen que tener edificaciones más rígidas. Los comportamientos son diferenciales, pero yo no hablaría que hay zonas más seguras o inseguras. Cada zona tiene —de acuerdo al reglamento de construcción—, parámetros de cumplimiento que garantizarían la seguridad de las edificaciones”.
Por otro lado, en las construcciones que recientemente concluyeron y se afectaron, para esos casos, la Procuraduría de Justicia está haciendo las averiguaciones necesarias para fincar responsabilidades, sentenció.
Resistencia a 9 grados
El reglamento de construcción vigente garantiza una resistencia para sismos de 9 grados, tal como se diseñó a partir de 1987. A partir de las técnicas complementarias, aun se debe profundizar en la aplicación de esta normatividad. A esas ocho normas se le agregará el trabajo de dos más.
En materia de seguridad estructural se ha trabajado coordinadamente con los colegios de ingenieros y arquitectos donde se encuentran los estructuristas más connotados. Una de las normas complementarias abarca desde que se conceptualiza un proyecto y qué solución estructural debe aplicarse, hasta cómo debe hacerse el diseño, informó.
Las experiencias internacionales apuntan —expresó —, precisamente a este aprendizaje para afianzar los índices de diseño estructural, para que la manera de proyectar las nuevas edificaciones prevea sismos intensos y se apliquen estas nuevas características a la estructura, calidad del acero, concreto y materiales, además de la geometría y sistemas constructivos.
“Un tema obligado desde luego es la intensidad, pero otro será qué normas se aplicaron para esas edificaciones y qué solución estructural se dará para cada una. Como resultado de esos trabajos de aprendizaje y análisis se puede llegar a la conclusión que se subirían esos rangos a 10 u 11 grados de intensidad, pero también hay que tomar en cuenta aspectos como la altura de las edificaciones y su geometría”, admitió.
Por ejemplo, 94% de las edificaciones que se vieron afectadas en estos días fueron previas a 1985, además que tuvieron otros parámetros de construcción.
Otra de las nuevas circunstancias que explican los expertos fue la proximidad del epicentro de este último sismo, así como su profundidad, lo que generó una onda sísmica que afectó más a determinados inmuebles de cierta altura y no a inmuebles más altos. Éstos, por haber aplicado ya estas normas después de 1985, resistieron adecuadamente. Incluso está el caso de la Torre Latinoamericana, que a pesar de su esbeltez, por su sistema de cimentación, a través de su sistema de pilotes de control, no se vio afectada.
Emisión de constancias
Por otro lado contamos con una constancia de seguridad estructural. Esa se emite desde que el particular da aviso a la delegación correspondiente de una terminación de obra. Junto con ese aviso debe ir una constancia de seguridad estructural que emite un experto o un corresponsable en seguridad estructural que garantiza que el proyecto —además de haber sido diseñado y construido correctamente —, operará adecuadamente en los siguientes años. Esa constancia se tiene que renovar cada cinco años o después de un sismo intenso. Un sismo intenso se considera a partir de 7 grados.
Dijo que hay otro visto bueno de seguridad y operación que tiene que ver con rutas de evacuación, materiales resistentes al fuego, funcionamiento de escaleras y elevadores. Estas dos figuras administrativas ya existen y está reglamentado con qué frecuencia deben renovarse y eso dará más soporte para la tranquilidad de los ocupantes.
Notarios certificarán seguridad
Esta actualización del reglamento de construcciones en cuanto a sus procedimientos incluiría la participación de un notario, para que quede incorporado ese manual del propietario con planos, memorias y la constancia de seguridad estructural. De manera que el adquiriente sepa lo que está comprando y constate que se construyó correctamente; además que cuente con todos sus permisos en regla, que se cumplió con la normatividad y que se está adquiriendo un buen patrimonio.
Expresó que este acompañamiento en los procedimientos hasta la terminación de obra y en el momento en el que el notario lo formaliza, dará más seguridad. “El adquiriente tiene está obligación y el otro tema será el de los seguros. Hay que ver cómo ir asegurando estos inmuebles para que en caso de cualquier afectación, se cuente con un respaldo financiero”.
La intención es que se precise esta reglamentación en las obligaciones. En la entrega de ese manual del propietario iría esa constancia y que sepa que cada cinco, ocho años o un periodo más corto, este reglamento de construcciones deberá actualizarse. Esa constancia será resultado del trabajo de un ingeniero experto que vaya, analice y diga “la edificación sigue comportándose bien, no hay grietas, no hay desplomes, emito esta constancia”. Eso deberá ser una emisión en permanente actualización.
Rehabilitación bajo nuevos parámetros
En días recientes, Sergio Alcocer, integrante del Comité Asesor de Seguridad Estructural del Gobierno de la Ciudad de México, informó sobre las dos nuevas normas técnicas de construcción que se están analizando en el seno de la Asamblea Legislativa de la Ciudad de México. La primera establece que desde el diseño de edificaciones un equipo revisor verificará que el proyecto se apegue al Reglamento de Construcciones. “Un proyectista desde el inicio del desarrollo contará con un grupo. Habrá dos niveles de Corresponsales de Seguridad Estructural; el primero va a poder acompañar la revisión de estructuras menores y el segundo las más complejas”.
El equipo será contratado de manera directa por los promotores de las construcciones; sin embargo los reportes los emitirá el Instituto para la Seguridad de las Construcciones. Desde 2015, ingenieros de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) advirtieron la ausencia de supervisión externa por terceros a las edificaciones.
La segunda norma nueva abarcaría aspectos técnicos para la reconstrucción y reparación de los edificios que resultaron dañados por el sismo magnitud 7.1 del 19 de septiembre. “Es esencialmente cualquier estructura (de edificios) que se puede reparar a menos que haya perdido su geometría; si se ve dislocada,
si las losas están flexionadas o la estructura perdió su geometría, son estructuras muy difíciles de reparar y poco confiables en su reparación”, expresó.
No obstante, “una grieta en una columna, una grieta en un muro, son reparables y es necesarios hacer una revisión completa del edificio”. Sobre las actualizaciones de las ocho normas técnicas del Reglamento de Construcciones hasta hoy vigentes, algunos cambios son en la parte referente a sismos, donde se aumenta los requerimientos para diseñar construcciones capaces de resistir sismos de magnitud 8.4.
Otras modificaciones serán sobre los requisitos que se harán más estrictos para que los edificios tengan más muros para que el desplazamiento lateral sea menor.
Asimismo “en los muros de mampostería se promueve que se utilicen refuerzo horizontal y eso mejora de manera muy sensible el comportamiento de los muros”. Se prevé que también se harían modificaciones en las normas de concreto, que tienen que ver con colocar más refuerzo en columnas y vigas de marcos y muros.
Normatividades, sanciones y personal
Según la normatividad vigente, el artículo 329 del Código Penal para la Ciudad de México establece hasta seis años de prisión al director responsable de obra (DRO) por avalar irregularidades estructurales. En 1987 se publicó la quinta edición del Reglamento de Construcciones de la Ciudad de México, con modificaciones técnicas que arrojaron las experiencias de 1985. Es entonces cuando se crea la figura corresponsable en seguridad estructural.
En noviembre de 2010, Marcelo Ebrard decretó a través de la Gaceta Oficial, la creación del Instituto para la Seguridad de las Construcciones, que según especialistas, ha sido un fracaso operativo y que ha abonado a la corrupción.
Dicho organismo tendría la responsabilidad de establecer un sistema de seguridad estructural en las construcciones, así como vigilar y evaluar su debido cumplimiento, establecer lineamientos y llevar a cabo el proceso de admisión, capacitación y evaluación de capacidades técnicas de directores responsables de obra y de los corresponsables estructurales, quienes avalan los proyectos de quienes tramitan licencias de construcción. En 2017 se le asignaron más de 57 millones de pesos de presupuesto.
Según peritos de la Universidad Nacional Autónoma de México, 90% de los 38 edificios colapsados el pasado 19 de septiembre en la Ciudad de México no cumplían con la normatividad establecida a partir de 1987.
Durante los últimos cuatro años, Seduvi informó además que ha sancionado a 51 Directores Responsables de Obra (DRO), de los 3,500 que mantienen registro. Por infringir la ley, 15 han sido cesados. El titular de la dependencia confirmó que algunos no han renovado su licencia, por lo que tendrán que ser sometidos a nuevas evaluaciones.
En la capital hay 1,266 DRO y corresponsables que renovaron su matrícula; 110 peritos en desarrollo urbano vigentes, además de otros 210 en diseño urbano y arquitectónico.
(Entrevista realizada en Radio Fórmula con el arquitecto Felipe de Jesús Gutiérrez, secretario de Desarrollo Urbano y Vivienda el 17 de octubre en el Programa de Oscar Mario Beteta y notas de Publimetro, El Universal y El Financiero del 16 de octubre).
Texto Real Estate Market & Lifestyle
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