Con una amplia e interesante historia, Bilbao es una de esas ciudades que definen su presente y futuro en directa repercusión de su pasado. Desde antes de 1300, año en que se le concedió su título como ciudad, ya había vestigios de un asentamiento en la Ría del Nervión que alcanzó un importante desarrollo. En los siglos subsecuentes, este desarrollo continuaría hasta la revolución industrial, cuando esta urbe se vuelve punto de referencia económico para el País Vasco.
La tendencia a seguir es clara: la creación de nuevos proyectos de arquitectura e infraestructura que permitan a Bilbao desarrollarse como una ciudad enfocada a los servicios, la cultura y la regeneración del medio ambiente.
Los referentes arquitectónicos de la reconversión
Los primeros pasos que la localidad vasca tomó fueron precisos y tajantes. Si Bilbao comenzaría a distinguirse por su arquitectura e infraestructura, lo haría de manera regia. Y para muestra bastan un par de ejemplos que se han consolidado como referentes arquitectónicos a nivel mundial.
Museo Guggenheim Bilbao
Como parte del plan de reconversión, la autoridad Vasca incluyó la edificación de un museo de arte contemporáneo, y entre 1991 y 1992, buscó un acercamiento con la Fundación Solomon R. Guggenheim para que participara en este proyecto. En una superficie de 24 000 m2, el reconocido arquitecto Frank O. Gehry diseñó un prominente edificio para ser sede del Museo Guggenheim Bilbao, que destaca por su inconfundible diseño y funcionalidad.
A primera vista, el edificio resulta ser un aparente caos de figuras fragmentadas, unidas una con otra, pero una observación detenida al diseño mismo dará cuenta de que todas estas piezas giran alrededor de un eje principal, el imponente atrio, que permite la entrada de luz a través de una cúpula metálica. En su interior, las 19 galerías del museo se conectan mediante pasillos curvos y elevadores con muros de cristal.
Palacio Euskalduna de Congresos y de la Música
De la misma manera, el Palacio Euskalduna de Congresos y de la Música representa al ideal de reconstruir sobre las cenizas de un antiguo centro industrial o de comercio. El proyecto fue iniciado en 1994 y concluido en 1999, emplazado sobre lo que fue un antiguo astillero. Este antecedente sirvió como inspiración para el diseño del actual edificio, cuyo aspecto se asemeja al del casco de los antiguos buques mercantes.
Sobre una superficie de 25 000 m2, el Euskalduna dispone de una sala principal con 2,164 localidades, 3 salas menores, 8 salas de ensayo, 7 salas de conferencia y ruedas de prensa, así como una cafetería, restaurante y establecimientos comerciales.
Nueva infraestructura
En conjunto con los monumentos arquitectónicos, los proyectos de infraestructura en el proceso de reconversión urbana en Bilbao también han sido prioritarios. La transformación de una ciudad de abundante actividad industrial requeriría de nuevas plataformas de transporte y servicios en general que fueran de la mano con el cambio.
Los proyectos para el Metro Bilbao datan desde 1921, pero no sería hasta 1989 cuando se comenzarían los trabajos, aprobados por el Gobierno Vasco, quien llegó a la conclusión de que un sistema de transporte subterráneo sería la mejor solución para los problemas de congestionamiento vial que aquejaban a la ciudad.
El encargado de la obra sería el afamado arquitecto Sir Norman Foster, quien imprimiría su sello en cada uno de los detalles de la obra. A través de los 40 kilómetros de la red, Foster trabajó detalles específicos que con el tiempo se volverían característicos del Metro, como los llamados "fosteritos", estructuras de cristal que se encuentran a la entrada de cada estación.
El aumento del tráfico aéreo de la urbe llevó a que el aeropuerto existente demandara ampliaciones importantes y una modernización total. Este proyecto estuvo a cargo del español Santiago Calatrava, quien implantó su estilo representativo en la nueva terminal y en la torre de control del Aeropuerto de Bilbao. El renovado aeropuerto inició sus operaciones en el año 2000, con una inversión estimada de 42 millones de euros.
Por su parte, el Puerto de Bilbao ha representado uno de los pilares comerciales de la ciudad, debido a su calado (32 metros) y a su privilegiada ubicación. Desde 1985 hasta la fecha, los trabajos de ampliación y modernización continúan, por lo que el puerto actualmente cuenta con 372 hectáreas de superficie terrestre y 1,972 hectáreas de superficie de flotación.
La construcción del futuro
A pesar de la trascendencia de los trabajos realizados, tanto el Aeropuerto como el Puerto representan apenas el comienzo de este proceso de reconversión. Los proyectos aparecen continuamente en las mesas de trabajo de diseñadores y arquitectos, y son cada vez más ambiciosos.
Uno de los más destacables es el de la renovación del barrio de Zorrotzaurre, que hasta ahora se le conoce con el nombre oficial de Plan Especial de Zorrotzaurre. El Master Plan, diseñado por la ganadora del Pritzker 2004, Zaha Hadid, constituye las bases de todo este plan, al que se le han incorporado también las aportaciones de diversas instituciones, incluidos los habitantes de la zona.
A través de una superficie de 838,781 m2, se emplazará toda una nueva estructura urbana, que no obstante, respetará, y en el caso correspondiente, rehabilitará varias de las construcciones que ya se encuentran ahí, para así conservar la memoria histórica del sitio. La movilidad se beneficiará con el tranvía que se construirá, así como con puentes que unirán a la isla con tierra firme, además de los varios edificios que constituirán la nueva infraestructura urbana de Bilbao.
De la misma manera, y aún en su etapa de edificación, la torre Iberdrola, diseñada por el argentino César Pelli, se erige a 165 metros de altura sobre Abandoibarra, área en la que se plantea una operación urbanística que se extenderá a sus 348,500 m2 de superficie, y que incluirá también a la Plaza Euskadi. Un proyecto similar se da en el nuevo Garellano, donde ya se divisa la remodelación del edificio Zankoeta.
De reciente apertura, la Alhóndiga Bilbao, autoría del diseñador Philippe Starck, se ostenta como una obra vanguardista, enfocada al ocio, la cultura y el deporte, así como también el Palacio Deportes, en el que ya se celebran diversos eventos. Por su parte, edificaciones como el Rascacielos de Bailén, el primero de Bilbao, entre muchos otros edificios, recibirán renovaciones completas que les permitirá adaptarse a la tendencia de reconversión.
En conjunto con las obras de infraestructura que contemplan soterramientos, estacionamientos y modernización a las vías de comunicación, Bilbao se proyecta ya como un paradigma para las ciudades del futuro, como un verdadero ejemplo de adaptación y desarrollo urbano.
Texto:Ernesto Ramires