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Alejandro Gómez Oropeza

Arte, Arquitectura y Diseño

La triada Perfecta

Crear un espacio virtuoso no depende de la casualidad. La conjunción de elementos artísticos en consonancia con trazos sublimes y atmósferas que realcen el conjunto, es una labor que requiere de conocimientos, dedicación y mucha coordinación; por ello nuestro artista huésped nos ofrece no sólo una mirada a su obra, sino que añade una breve lección de cómo generar espacios “trascendentales”.


¿Escuchas el silencio?.

Es mucho lo que podríamos decir sobre el maestro Alejandro Gómez Oropeza, quien ocupa nuestras páginas en esta ocasión, sin embargo, hemos decidido que quien lo introduzca sea Daniel Guillard, quien manejara una galería en la “ciudad luz”, y que escribió sobre el maestro para la prestigiosa revista “Valeurs de l’ Art”.

 “En México hay muchos artistas, sin embargo, uno de ellos ha logrado sobresalir gracias a su creatividad y su amor al arte. Gómez Oropeza cuenta con una trayectoria cercana a 20 años, logrando colocar su obra en distintas locaciones del Viejo Continente, principalmente en París.

“La pintura de Gómez Oropeza nos revela un mundo nuevo donde las figuras se ven despojadas de inhibiciones para lograr escenas llenas de intimidad y placer. Su obra se caracteriza por su fuerza expresiva y riqueza cromática, la cual denota el amor que siente hacia México -un país lleno de tradiciones, color y alegría- para convertirse en elementos que distinguen su obra y que nos cautivan por sus contrastes y combinaciones tanto sutiles como agresivas con las que nos revela bajo sus
veladuras, un mundo lleno de sensualidad.


Descansando bajo la sombra.

 

“Dentro de este mundo lo prohibido no existe, la lógica desaparece y la adrenalina invade nuestros sentidos. Su pintura ofrece una nueva opción dentro de la plástica mexicana, tan cotizada en este momento como la Europea, ya que los grandes coleccionistas están descubriendo la importancia del Arte Latinoamericano y su potencialidad en un futuro próximo”.


Alejandro Gómez Oropeza con el cuadro Por puro placer. 

 

Conjunción prodigiosa

Introducido el artista pasemos al tema que nos ocupa. En Real Estate Market & Lifestyle, como es lógico, nos interesa el arte como un complemento importante para la arquitectura, y pues Gómez Oropeza es experto en esta área. De hecho, la integración del arte-arquitectura es explícitamente uno de sus principales intereses, ya que, a su juicio, normalmente esto se hace al revés.

En otras palabras, los grandes desarrollos inmobiliarios generalmente no tocan este tema o no prevén qué colocar o cómo manejar los espacios públicos desde el punto de vista de la proyección de la obra. Otro problema común es que ‘se les acabó el presupuesto’, e incluso terminan poniendo macetas en esos espacios que estaban destinados a la obra de algún artista. Nuestro artista huésped es claro en este asunto: “el arte debe de conceptualizarse en conjunto con el espacio, de manera que se integre al mismo de manera natural”.


Paraíso

 

Tuvo la oportunidad de trabajar con el Grupo Ángeles por seis años y nos contó que fue maravilloso poder atacar los lobbies de hoteles con obras de arte del formato y tamaño adecuado para los espacios que los recibieron, con lo que se logró una concordancia entre espacios, luz y arquitectura.

Esto le ha dado satisfacciones muy grandes, tal y como él mismo lo expresó: “como artista plástico, es interesante por el espacio y el tránsito peatonal, se logra transmitir energía, el espacio se ve terminado, se ve congruente, tanto con esculturas como con pinturas”.

 
La danza del gallo.

Del lienzo al muro

Real Estate le cuestionó sobre qué le aconsejaría a un desarrollador que vaya a iniciar una obra y está interesado en integrar al diseño de interiores una propuesta creativa por parte de un artista.

“Bueno, primordialmente hay que hacer una reunión entre el propietario, el desarrollador y el artista, entonces se tiene una lluvia de ideas para ver qué opina cada quien, para intervenir el espacio de la mejor manera”, expresó.

También sugiere que hay que destinar un porcentaje del total del presupuesto exclusivamente para este rubro, pues lo más usual es que se “acabe el dinero”, con lo que dichos espacios pueden llegar a quedarse vacíos, incluso por años.


Sorpresas en la obscuridad.

 

“Lo más importante es hablar mucho con el propietario para ver qué quiere, qué se puede hacer, esta debe de ser una plática muy sincera, en la que llegas mostrando tu portafolios. A mí me ayudó que yo estudié arquitectura, esto me permite hacer sugerencias concretas con lo que se logran propuestas muy buenas”, indicó.

Por otro lado, nos dio sugerencias muy concretas en cuanto a cómo escoger buenas obras para cualquier uso que queramos darle (ya sea corporativo o residencial).

Además, es enfático al mencionar que nadie debe de comprar nada que no le guste desde la primera vez que lo ve, y que tampoco debemos de caer en el error de comprar algo por la pura firma. Hay que comprar una imagen, “algo que te estimule el espíritu y el ojo, una obra de arte te tiene que hacer sentir bien”. Y llega a ser tajante en este sentido ya que menciona que es mejor dejar una pared desnuda que montarle una mala pieza.


Cayendo en la esperanza.

 

“Hay que conceptualizar el bienestar de las personas que ingresan al inmueble. El impacto visual a todo el mundo se le queda en la mente. Lo importante en este sentido es que la gente reciba esta primera gratificación y diga: ¡Wow!, si está bien lograda la arquitectura con el arte, ese primer impacto es el plus más grande que puede tener una construcción. En este sentido, los desarrolladores tienen la responsabilidad de hacer que la gente se sienta bien en un espacio creado para una función concreta”, comentó.

 

Poses y pesos

Otra pregunta que salió a flote es si habría un aumento en la plusvalía para un inmueble que tuviera al frente, por decir, una escultura, más allá de la pieza y del confort que representa para los ojos de los visitantes.

“Si el propietario lo vende con el interiorismo terminado, sí aumentará, no es lo mismo el valor de un cajón blanco a algo ya terminado. Yo diría que esto va desde un 20 a un 40 %”, opinó.

Surgió más adelante el tema de los costos, en cuanto a que quizás todavía algunos desarrolladores le tienen ‘miedo’ al arte en el sentido de que ‘ha de ser carísimo’. Gómez Oropeza desmiente este punto al decir que hay obras de arte de todos los niveles, y que el hecho de que una pintura no sea de un artista de renombre no le resta valor artístico (que es a final de cuentas lo único que importa).

Hay infinidad de métodos de reproducción artística en donde se puede lograr una muy buena obra sin invertir tanto. También advirtió que, si hay los recursos, no se debe de escatimar en esta área. De hecho, en su opinión hay que invertir más en espacios de bienvenida al público.

Además, nos comentó que está convencido de que es imprescindible poner más atención a los elementos artísticos de una construcción desde el mismísimo proyecto, para que sea parte integral de la visión de los desarrolladores desde el  inicio de las obras y no un agregado de última hora.

La finalidad última, y nosotros en esta casa editorial no podemos estar más de acuerdo, es “buscar la gratificación de la primera vez que alguien entra a un espacio. Cuando una persona conoce un desarrollo, si su primera impresión es de bienestar y de enaltecimiento, es que está bien logrado. No hay que escatimar con eso”.

Por último, le preguntamos sobre el porcentaje que le parecía razonable destinar para obras de arte al interior de un desarrollo u obra, a lo que nos comentó que hablando de eso con diversos arquitectos, habían llegado a la conclusión de que este presupuesto debe de ser de entre 5 y 10% del total de la obra, ya que es una cifra que da un buen margen de opciones. Claro, habrá excepciones donde el cliente decida y pueda exceder ese porcentaje a su gusto y voluntad.

Terminamos la charla y salimos convencidos de que la estética debe de ir más allá de la cuestión arquitectónica per se, y que integrar el arte a cualquier obra desde un inicio es una labor que requiere planeación anticipada, para hacerse como es debido.


Sombras en el paraíso.