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La fuerza del arte de Rafael Cauduro se expresa en tres dimensiones: crítica, erotismo y deterioro. Con esos elementos busca satisfacer un impulso estético manifestado desde su niñez y que actualmente se plasma en la sede de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. 

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Lo que sucede en su reino íntimo pasa por la realidad cotidiana y nos rebasa, como si el pasado nos dejara muy atrás.

 

Tal vez el hecho más importante en la vida de Rafael Cauduro sea que los Magistrados de la Suprema Corte de Justicia de la Nación le hayan aceptado un mural que critica precisamente la injusticia institucional. Está en las paredes de las llamadas “Escaleras de los Magistrados”, porque es por donde ellos suben y bajan todos los días. Y cada vez pasan junto a esas imágenes que algo les provocará en su fuero interno, como los más altos jueces de la nación.

Platicamos largo con Rafael Cauduro, pintor desde siempre que ha ido recogiendo experiencia y destrezas para proponer nuevas formas de aprovechar las paredes, nuevos materiales para explicar el paso del tiempo, todo con una capacidad de dibujante tan alta que engaña a la vista con sus juegos de realismo en perspectiva.

Pintó su primer mural a los 15 años en una pared de su recámara, justo arriba de la cómoda. Pero esa obra no fue la que marcó su vocación de artista, sino que ya era un aviso contundente que Rafael dejó al mundo y a su familia. El mensaje era su decisión de entregarse a ese poderoso impulso artístico que ya le definía y al que jamás se resistiría. Y lo cumplió.

 

Mural de la estación del metro Insurgentes, México D.F.<br />Representación del metro londinense.
Mural de la estación del metro Insurgentes, México D.F.
Representación del metro londinense.

 

Rafael platica pausado, disfrutando los recuerdos y aceptando las ocurrencias que llegan a su mente entre frase y frase, mientras ensambla su expresión con cuidado para mejor comunicar lo que quiere decir. Claro que fluye más cuando pinta, y a propósito… ¿eso es pintura? Digamos que es mucho más, es innovación constante y es suya.

Cauduro nació en 1950 en la Ciudad de México. Estudió arquitectura y diseño industrial en la Universidad Iberoamericana, por eso puede elaborar y usar tantos materiales innovadores, sobre todo en sus murales. Expuso por primera vez en 1976 en la Casa del Lago, en Chapultepec. A partir de 1984 contó con el valioso y duradero apoyo de la galería de arte Misrachi; ese mismo año debutó en el Palacio de Bellas Artes, de la capital mexicana. La fuerza de Cauduro se expresa en tres dimensiones: crítica, erotismo y deterioro. Esta su franqueza estuvo manifiesta en el controvertido mural “Comunicaciones”, que produjo para la Expo Mundial Vancuver 86.

 

Mural de la estación del metro Insurgentes, México D.F.<br />Representación del metro londinense (detalle)
Mural de la estación del metro Insurgentes, México D.F.
Representación del metro londinense (detalle)

 

A principio de los noventas pintó “Escenarios Subterráneos”, en la Estación Metro Insurgentes de la ciudad de México; expuso en el Museo de Arte moderno y presentó tres exposiciones si-multáneas: con Alex Rosemberg en New York, en la galería de Louise Newman en Los Ángeles y en la Galería Trascende.

En 1996 expone en la Sala Nacional del Museo del Palacio de Bellas Artes; en 1997 pinta “Días de Muertos”, la escenografía para el Ballet de Arizona en Phoenix; dos años después hace la escenografía y el vestuario para “Salomé”, Ópera del Palacio de Bellas Artes.

En 2006 el ayuntamiento de Tijuana organizó la Primera Bienal Internacional de Dibujo Rafael Cauduro. En entrevista con La Jornada, el artista comentó: ‘’Dibujar ha sido parte medular de mi vida, empecé desde niño, como todos, jugando, y hasta la fecha no he dejado de jugar, me sigo divirtiendo cuando dibujo. (...) Es el medio más austero de las artes, en el que tienes pocos recursos para defenderte; en el dibujo eres o no. Me gusta esa naturalidad del dibujo, que traspasa cualquier moda”. En 2010 se inaugura su enorme mural “Siete Crímenes Mayores”, en el edificio de la Suprema Corte de Justicia, Ciudad de México; para Rafael, su obra principal.

Si bien su destreza para el dibujo alcanza a la de los mejores, es apenas lo primero que atrapa a quien ve su obra. Lo demás sucede en su fuero íntimo, es algo que pasa por la realidad cotidiana y nos rebasa rumbo a la historia; como si el pasado nos dejara muy atrás. Rafael rompe el tiempo, rompe la ortodoxia, rompe estilos y, nada raro en él, rompe el lienzo o el muro buscando cómo decir. “Lo importante es el cómo, más que el qué. Siempre estoy buscando nuevos cómos”. Su necesidad de encontrarlos le orilló a empujar una reevolución en las técnicas, así que innovó también el uso de los materiales y su interrelación, la sintaxis, que constituye un mensaje en sí misma.

 

Represión<br />Óleo y acrílicosobre tela y madera 7.89m X9.11m<br />2007-2008
Represión
Óleo y acrílicosobre tela y madera 7.89m X9.11m
2007-2008

 

""Lo importante no es el cómo, más que el qué. Siempre estoy buscando nuevos cómos""

 

Por supuesto que “Siete Crímenes Mayores” es su obra más importante, sobre todo porque en ella conjunta todos los hallazgos estéticos y técnicos que ya acumulaba en la etapa de plenitud que vivía cuando recibió el encargo de hacer este mural, y también porque rompe el tiempo por la trascendencia implícita en el atrevido concepto de justicia que plasmó, y precisamente en ese edificio.

 

"Yo puedo hacer algo que tiene que ver con los crímenes, con las cosas no resueltas, de fallos, de vacíos, que también existen."

 

La historia del mural comienza con los Ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, quienes le pidieron que narrara la historia de la justicia en las paredes de La Escalera de los Ministros. Les respondió: “Yo puedo hacer algo que tiene que ver con los crímenes, con las cosas no resueltas, de fallos, de vacíos, que también existen. La crítica se merece tanto espacio como la justicia. Ambas son necesarias.” Los Ministros aceptaron que Rafael hiciera una pro-puesta. Luego de trabajar mucho estudiando las superficies, haciendo bocetos, inventando texturas, soñando figuras, de mucho crear y corregir en su taller y en su mente, regresó con el proyecto y les propuso “7 Crímenes Mayores”: el hacinamiento en las cárceles, la tortura, la violación, los procesos viciados, el homicidio, la represión y el secuestro. Los Ministros lo aceptaron en votación de 9 a 2 y, lo más notable, “sin cambiarle un solo detalle”, insiste el artista.

Rafael  habla en presente de ese pasado: “Esa aceptación ya es haber ganado el 95 por ciento del éxito del mural; el otro 5% es hacerlo, y eso es lo que he hecho toda mi vida, lo que sé hacer bien. No me permito que mi trabajo alcance el 99% de perfección, quiero el 100%. Prefiero tardarme más, trabajar más, aunque lo que me pagan me rinda menos, hasta que logré que no tuviera una sola falla en términos de técnica, de perfección. Yo decía: ‘Es una obra que tiene que ser fuerte. Si puedo sacar cada una de estas 9 piezas y cada detalle al 100, no voy a dejar que no esté al 100’”.

En vez de tardarse un año, como había anticipado, le llevó dos y medio terminar el trabajo... pero los Ministros lo dejaron hacer. “Lo interesante es que es un mural crítico del edificio que lo alberga; eso es muy valiente tanto de mi parte como de quienes me lo reciben.

Con motivo de la inauguración de este mural, Marcelo Cárpita escribió el primero de septiembre del 2010 “Que la obra no está hecha en un espacio público de fácil acceso? Es verdad, pero el acceso es posible y el común del pueblo debe hacer uso de ese derecho y recuperar ese edificio con la sencilla excusa de visitar a un amigo que de seguro Cauduro rescató con expediente y todo, de un archivo olvidado.”

 

Ángel de Sodoma y Gomorra (detalle)<br />Óleo y óxidos sobre tela 1.80m X 1.22m<br />1995
Ángel de Sodoma y Gomorra (detalle)
Óleo y óxidos sobre tela 1.80m X 1.22m
1995

 

El más reciente de los proyectos grandes en su lista es el “Edificio Cauduro, Vivir en el Arte”. Se trata de una construcción ubicada en el corazón de la Colonia Condesa, una de las que tiene más vida en comunidad: cafés, parques, enormes árboles, librerías, cultura, viviendas de techos altos, ventanas a la banqueta, etc. En la fachada de esta casona por remodelarse, de principios del siglo pasado, el pintor se desbordará en arte una vez más.

Le entusiasma el proyecto, por una singularidad que él destaca: a pesar de ser un edificio privado, un gran mural suyo estará en la fachada y a nivel banqueta; eso, acercar el arte al público en vez de destinarlo a un confinamiento privado, en su opinión es poco común. El mural deja de ser privado para convertirse en arte público, de todos, y eso motiva a Cauduro.

El edificio se ubica en el número 62 de la calle de Veracruz, al fondo del sereno Parque México. Para estar en consonancia con esta colonia, convertida hoy en una de las más cosmopolitas de la gran urbe, estará dotado de gimnasio, bicicletas, albercas con carril de nado, jacuzzi, Lounge, Bistrot con jardín, azotea verde para la práctica zen, todo integrado en una original propuesta de arquitectura y arte.

Este es el nuevo muralismo mexicano: diverso en las técnicas pero similar en la valentía que caracterizó a los gigantes de este arte: Siqueiros, Orozco y Rivera. Con su misma fuerza, Cauduro nos sintetiza un presente que nos llegó ya viejo.

 

Alma en espera<br />Óleo y óxidos sobre tela 7.89m X 9.11m<br />2012
Alma en espera
Óleo y óxidos sobre tela 7.89m X 9.11m
2012www.cauduro.com
Suprema corte de justicia de la nación: Pino Suarez 2, Centro Histórico,
México,D.F.,a unos pasos del Zócalo, Metro Pino Suárez.

 

A Cauduro le cautiva el deterioro y lo plasma con oficio, dominio y materiales que inventa obra por obra.

 


Texto:Alfonso López Collada