Tallin, la capital de Estonia, está implementando un plan de acción para reducir el ruido ambiental en los espacios públicos y así proteger la salud de sus habitantes.

Como parte del proyecto, se reforzará la red de transporte público, serán construidas más aceras y se ampliarán los carriles exclusivos para bicicletas.

La planificación urbana sigue el concepto de “ciudad de 15 minutos”, asegurando que los servicios esenciales estén al alcance de la mano, reduciendo la necesidad de largos viajes en automóvil.

Por ley, la ciudad debe mitigar los niveles de ruido que exceden los límites establecidos para garantizar un entorno de vida saludable para los residentes y, al mismo tiempo, evitar que el mismo obstaculice la actividad económica.

En Tallin, alrededor del 10% de la población calculada en 500,000 personas, sufre el ruido constante del tráfico y casi la mitad está expuesta a niveles excesivos, que pueden tener efectos nocivos en su salud.

Según un estudio de la Universidad de Tartu, ubicada en la ciudad estonia del mismo nombre, reducir el ruido medio del tráfico rodado por debajo de los 50 decibelios (dB) en toda la ciudad podría prevenir 140 casos de ictus y 130 casos de cardiopatía isquémica al año.

La principal causa de la contaminación acústica es el aumento del tráfico de vehículos. Los datos del mapa de ruido de Tallin muestran que en las avenidas más importantes se alcanzan niveles de hasta 75 dB, mientras que la Organización Mundial de la Salud recomienda un máximo de 53 dB para las calles urbanas. A modo de comparación, 60-65 dB equivalen al sonido de una aspiradora o un secador de pelo.

“Además, el ruido del tráfico dificulta la actividad empresarial. Los precios de los apartamentos en Tallin siguen siendo altos porque no se construyen nuevos edificios residenciales al ritmo necesario, ya que los altos niveles de ruido del tráfico impiden la concesión de permisos de construcción”, comenta Pärtel-Peeter Pere, de la oficina del alcalde de Tallin.

Debido al ruido del tráfico, los niños pequeños no pueden dormir al aire libre cerca de sus casas y los residentes se sienten molestos por el sonido de las motocicletas y los automóviles que circulan, lo que trajo como consecuencia denegar los permisos de construcción en el centro de la ciudad.

Promover la movilidad sostenible

El plan de acción destaca que la principal solución para la reducción del ruido es promover la movilidad sostenible: Mejorar tanto el transporte público como favorecer el uso de la bicicleta y aumentar la infraestructura peatonal.

La ciudad está invirtiendo en mejores calles, líneas de tranvía y corredores de transporte público, al tiempo que protege las áreas verdes de la contaminación acústica y mejora el aislamiento acústico de los edificios.

Tras una consulta pública a fines del año pasado, se presentaron casi 70 sugerencias. Muchos residentes expresaron su preocupación no solo por el ruido general del tráfico, sino también por el producido por las motocicletas y los corredores callejeros.

“El plan de acción contra el ruido se basa en el mapa estratégico de 2022, que a su vez se deriva de los datos de 2019”, expresó Meelis Uustal, directora del Departamento de Gestión Ambiental del Departamento de Medio Ambiente Urbano y Obras Públicas de Tallin.

“Como los niveles de ruido han mejorado en algunas áreas y empeorado en otras, es necesario actualizar el mapa de ruido y perfeccionar las soluciones para reducir las molestias. Está planeado probar innovadoras barreras acústicas diseñadas para espacios urbanos”, agregó Uustal.

Se completarán en 2026 las nuevas mediciones y modelos de ruido encargados por el Departamento de Medio Ambiente Urbano y Obras Públicas de Tallin para actualizar el mapa de ruido publicado en 2022.

Los mapas de ruido estratégicos y los planes de acción de su reducción son obligatorios en todas las ciudades de la Unión Europea con una población de al menos 100,000 habitantes.