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De cara a 2026, las decisiones de consumo en México estarán cada vez más influenciadas por criterios de largo plazo como la durabilidad, la eficiencia y el impacto ambiental, tanto en el hogar como en el sector de la hospitalidad.

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La sostenibilidad deja de ser solo un atributo de origen para convertirse en un criterio ligado al ciclo de vida útil.

 

Así lo anticipa Tramontina, que identifica una evolución natural en los hábitos de compra, más que cambios abruptos, impulsada por consumidores mejor informados y más conscientes del valor real de los productos.

De acuerdo con la firma, la sostenibilidad deja de ser solo un atributo de origen para convertirse en un criterio ligado al ciclo de vida útil. Los consumidores prefieren invertir en productos durables que reduzcan el reemplazo constante y el desperdicio, una tendencia que impacta directamente en utensilios de cocina, herramientas y equipamiento profesional para hoteles, restaurantes y cafeterías (HoReCa).

Otra de las tendencias clave es la incorporación de tecnología de forma discreta. La inteligencia artificial y la digitalización avanzan, pero no como elementos invasivos, sino como mejoras silenciosas que elevan la eficiencia, la precisión y la ergonomía sin restar control a la experiencia humana. En la hospitalidad, esto se traduce en equipamiento más eficiente y confiable, mientras que en el hogar se privilegia la facilidad de uso y el confort.

La selección de materiales también cobra mayor relevancia. Para 2026, los consumidores demandan trazabilidad, certificaciones y el uso de insumos ecológicos o reciclados. Esta conciencia ambiental se complementa con un enfoque creciente en la ergonomía y el bienestar, donde el diseño busca reducir el desgaste físico, mejorar la comodidad y optimizar el desempeño en tareas cotidianas y profesionales.

En paralelo, los espacios se vuelven más flexibles. Tanto en hogares urbanos como en entornos de hospitalidad, se priorizan soluciones modulares y adaptables que permitan múltiples usos, desde el trabajo hasta la convivencia social. Esta necesidad responde a estilos de vida más dinámicos y a una búsqueda de entornos funcionales, acogedores y eficientes.

Para el sector HoReCa, la eficiencia operativa será un factor determinante. La optimización de recursos, la facilidad de limpieza, la higiene y la resistencia de los equipos se posicionan como elementos clave para garantizar rentabilidad y estandarización del servicio en cocinas profesionales.

Finalmente, Tramontina identifica una polarización del consumo entre opciones premium y funcionales, donde el criterio común es el “valor real”. Más allá del precio o la marca, los consumidores priorizarán la calidad, la utilidad y la relación costo-beneficio, confirmando que en 2026 la elección será mejor, no necesariamente mayor.