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La inversión en energía solar y almacenamiento crece a ritmo acelerado, mientras que la IA impulsa la demanda de electricidad.

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Las inversiones en energía limpia están aumentando a medida que los costos se desploman y las políticas industriales ganan fuerza a nivel mundial. La energía solar y el almacenamiento de energía están a la cabeza.

La insaciable demanda energética de la inteligencia artificial (IA) está transformando la red, impulsando un rápido despliegue de fuentes de energía limpias y confiables, mientras que la energía nuclear avanzada gana impulso para el futuro, comentan Maciej Kolaczkowski, gerente de la Industria de Soluciones Energéticas Avanzadas del Foro Económico Mundial, y Debmalya Sen.

 

En el 2024 se produjo una impresionante aceleración de la inversión en soluciones de energía limpia a pesar del aumento del costo de financiación y de los obstáculos geopolíticos. Fue el primero de muchos años en los que la inversión en energía solar fotovoltaica –500,000 millones de dólares– superó a todas las demás fuentes de generación.

 

La inversión en almacenamiento de energía en baterías creció más de un 20% y superó los 50,000 millones de dólares. Los sectores relacionados con el hidrógeno limpio y los combustibles sostenibles para la aviación anunciaron proyectos y adquisiciones, mientras que la energía nuclear avanzada recuperó impulso.

La rápida reducción de costos impulsó gran parte del crecimiento, lo que hizo que la economía de los proyectos fuera cada vez más atractiva. De todas las tecnologías emergentes, el almacenamiento de energía ha logrado grandes avances. El costo de las baterías de iones de litio ha caído más del 90% en la última década y, en 2024, cayó un 40 por ciento.

Desde las políticas industriales hasta el renacimiento nuclear, aquí hay cuatro tendencias clave que darán forma al futuro de la energía limpia.

  1. La política industrial ocupa un lugar central. Se están profundizando los vínculos entre la energía, el comercio y la industria. La nueva economía energética emergente presenta grandes oportunidades para los países que buscan fabricar tecnologías limpias, sus componentes y materiales relacionados. Cada vez más, los gobiernos y las poblaciones valoran aspectos como el empleo, la manufactura, la seguridad y los costos energéticos; los priorizan por sobre la reducción de emisiones.

 

  1. La IA tiene hambre de energía. La potencia computacional necesaria para sostener el crecimiento de la IA se duplica aproximadamente cada 100 días, lo que impulsa un aumento exponencial en la cantidad de centros de datos necesarios a nivel mundial y el uso de energía asociado.

 

De esta forma, la IA y los centros de datos se convertirán en un motor clave del crecimiento de la demanda de electricidad. No se trata solo de volumen, sino también de tiempo y ubicación. Los centros de datos necesitan un suministro de energía confiable y estable las 24 horas del día, lo que pone a prueba los objetivos de reducción de emisiones de la industria.

  1. Un punto de inflexión para la energía nuclear. En los últimos dos años, las actitudes hacia la energía nuclear han cambiado significativamente. Hoy, a nivel social, muchos activistas coinciden con los pragmáticos en que la energía nuclear es una parte integral de la transición energética.

Las necesidades energéticas están creciendo rápidamente en la economía, impulsadas por la inteligencia artificial, la población y el crecimiento económico. A nivel tecnológico, los reactores modulares pequeños y la fusión presentan opciones avanzadas. Esto ha generado un impulso y mucha gente habla de un renacimiento nuclear.

  1. Enfoque continuo en I+D y la innovación. El sector de la energía limpia ha estado innovando continuamente y se acelerará aún más en 2025. Esto se refleja en el aumento de la inversión y de las asignaciones del presupuesto público para investigación y desarrollo en energía, cuyo objetivo es mejorar los parámetros técnicos y la eficiencia, reducir los costos, madurar las tecnologías emergentes e inventar tecnologías futuras.

 

Las tecnologías maduras, como la energía solar fotovoltaica y las turbinas eólicas, han recorrido este camino en las últimas décadas. Las tecnologías emergentes, como las baterías, los electrolizadores y las soluciones de gestión del carbono, están recorriendo sus propios caminos de innovación, aunque con una urgencia y unas tasas de crecimiento aún mayores.