Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la salud mental es un derecho humano básico para todos: “Todas las personas, sin importar quiénes sean ni dónde estén, tienen derecho a gozar del grado más alto posible de salud mental, lo que incluye el derecho a ser protegido de los riesgos para la salud mental; el derecho a una atención disponible, accesible, digna y de calidad; y el derecho a la libertad, la independencia y la integración en su entorno social”, son los principios de la institución sobre el tema.
Como se ve en el Gráfico 1, una de cada cuatro personas entrevistadas en España en la macroencuesta Statista Consumer Insights declararon haber experimentado problemas de salud mental como depresión, estrés o ansiedad en los doce meses anteriores a la encuesta, llevada a cabo entre julio de 2023 y junio de 2024. Sin embargo, los datos dicen poco sobre la prevalencia real de esta problemática.
El hecho de que la proporción de quienes han visto mermada su salud mental sea igual o inferior al 30% en ese y en otros países como Nueva Zelanda, México, India, Francia o China, puede deberse también a las diferencias en la aceptación social de tales problemas.
También, esto se aplica al otro extremo del espectro: la encuesta no ofrece una respuesta irrefutable a si los australianos o estadunidenses gozan de menor salud mental que los españoles, los franceses o los chinos, por ejemplo, pese a que la proporción de entrevistados en Australia y en Estados Unidos que afirmaban haber sufrido problemas de salud mental en el último año era del 44% y 42%, respectivamente. Sin embargo, puede decirse que estos problemas están presentes en todos los países seleccionados en el gráfico.