Cuando Walter Gropius decidió fundar la Bauhaus en 1919, en su primer año, hubo más mujeres matriculadas que hombres, aunque la proporción no fuera exagerada. Ante tal acontecimiento, señaló: “En el trabajo somos simplemente profesionales de nuestro arte; derechos iguales, pero también deberes iguales”.
Zaha Hadid (1950-2016) se coronó como la primera mujer en ser galardonada con el Premio Pritzker de Arquitectura en 2004; fue también la persona más joven en conseguirlo a sus 53 años.
Árabe nacionalizada británica, Hadid logró ser considerada como la mejor arquitecta en un mundo básicamente masculino; sin embargo, su reconocimiento no reside en el hecho de ser mujer, sino en su pasión, en su capacidad de transformar el espacio y en su habilidad para transmitir diferentes emociones a través de sus obras.
Fue conocida como “la reina de la curva” por sus diseños poco convencionales y alejados de las formas clásicas. Además del Pritzker Prize, fue la primera mujer en alcanzar la medalla de oro del Royal Institute of British Architects, y llegó a ser condecorada con el título de Dama Comandante del Imperio Británico.
Entre sus obras más destacadas están el Centro Acuático de las Olimpiadas de Londres 2012, el Museo Nacional de las Artes del Siglo XXI en Roma, y el edificio de bomberos Weil am Rein en Alemania.
Actualmente, Hadid es la protagonista de un nuevo libro de la colección Pequeña & GRANDE, que busca llevar a los más pequeños ejemplos de mujeres admirables. El homenaje más reciente a la arquitecta es un nuevo mural dentro del proyecto ‘Dones de ciencia’ de la Universidad Politécnica de Valencia (UPV) y del centro de innovación Las Naves.
A través de un comunicado, informaron que la obra de Zaha Hadid “pasará a la historia por su visión innovadora y revolucionaria de la arquitectura, su uso magistral de la línea curva y por su lucha por abrirse paso en el panorama arquitectónico internacional, tradicionalmente ocupado por hombres”.
La obra estuvo a cargo de la pintora Nayra López Martos, que la representa “majestuosa, rotunda y a la vez cercana”. El mural fusiona los potentes rasgos faciales de la arquitecta, reflejo de su carácter luchador, con la suavidad de su arquitectura blanca y líneas orgánicas.
La brecha de género continúa
Inés Sánchez de Madariaga, arquitecta urbanista y experta en género en urbanismo y arquitectura, ha referido: “Es difícil integrarse y progresar en la profesión. Todavía hoy existen pocos estudios encabezados por mujeres; cuando una está al mando, suele ser en compañía de un hombre”. Lo anterior, refiriéndose a Kazuyo Sejima quien, luego de la muerte de Hadid resulta ser la única otra arquitecta galardonada con el Nobel de la Arquitectura, pero que firma sus proyectos junto al arquitecto Ryue Nishizawa.
En este mismo sentido, Zaida Muxí, doctora directora y autora del libro ‘Mujeres, casas y ciudades. Más allá del umbral’, señaló que, para romper la brecha de género, aún existente, es fundamental conocer el pasado:
“A las mujeres se nos quiere presentar como novedad, cuando desde el siglo XIX, e incluso antes, hemos estado presentes como arquitectas, decoradoras, diseñadoras, teóricas o asesoras”.
Por ejemplo: En Europa, Signe Hornborg (1862-1916), oriunda de Finlandia, fue la primera mujer en acceder a los estudios en arquitectura, obteniendo su título en 1890 por el Instituto Politécnico de Helsinki, aunque no pudo ejercer como técnica del estado junto con otras 14 mujeres que se titularon, al menos, hasta 1908.
Con información de Traveler, 20 minutos y El Periódico.