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Este tipo de incidentes son comunes en la temporada; medios locales aseguran que pueden ser provocados por agricultores y/u organizaciones civiles, a modo de protesta.

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Hace 17 días que el fuego no cesa en la Amazonia y ahora continúa extendiéndose hectáreas enteras. Y es que, con 73 mil incendios forestales contabilizados de enero a agosto, es considerada por los especialistas como la cifra más alta desde 2013.

De acuerdo a los datos del Instituto Nacional de Pesquisas Espaciales (Inpe), los incendios de esta temporada representan un 82% más en comparación con la misma fecha del año pasado, ya que en esa temporada solo se registraron 39 mil 194 en el bosque tropical más grande del mundo.

La extensión de los incendios, que ya afectan una parte de la reserva natural de Tucavaca, ya ha obligado a algunos estados de la Amazonia a declarar situación de emergencia o alerta ambiental, ya que el humo puede provocar enfermedades respiratorias, afectaciones en el tráfico aéreo, entre otros fenómenos, como el oscurecimiento de Sao Paulo, Brasil, que ocurrió el día lunes a las tres de la tarde.

Además de los vientos fuertes y las quemas agrícolas fuera de control, la falta de lluvias ha agravado la situación, a lo que las autoridades buscan impedir el avance de las llamas en este pulmón que aporta más del 20% de agua dulce al planeta.

Y es que el Amazonas cumple funciones indispensables para el mundo, entre estas, actúa como un desagüe de carbono, absorbe más dióxido de carbono (CO2) del que emite y libera oxígeno, lo que permite regular el calentamiento global, de acuerdo al Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF). No obstante, su deforestación puede reducir esta capacidad de absorción de CO2, he aquí la importancia de rescatar a este tesoro ecológico.