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Durante y después de la pandemia del covid, un factor clave que ha impulsado a las Pequeñas y medianas empresas ha sido el e-commerce, pero la nueva normalidad trajo nuevas formas de hacer negocio y lograr que las empresas se mantengan exitosas.

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Debido a la pandemia, más del 60% de las microempresas y el 57% de las Pequeñas y medianas empresas (Pymes) se vieron afectadas, según cifras del Centro de Comercio Internacional de la ONU. A su vez, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) indicó que 2.7 millones de empresas en América Latina habrían cerrado, en su mayoría Pymes.

Otro de los detonadores que originó el cierre de estas empresas fue su falta de preparación para una transformación digital, ya que solo el 40% de estas Pymes dentro de la región habrían adoptado un modelo de negocio digital, es decir, implementado canales de venta digitales (e-commerce), de acuerdo con estudios de la Cepal.

Por lo que, la nueva normalidad trajo nuevas formas de hacer negocio y lograr que las empresas se mantengan exitosas. Y como la digitalización es parte fundamental para el crecimiento, transformación y desarrollo de las Pymes, se requiere de capital e inversión necesarios para que enfrenten la continua demanda del mercado, que busca cada vez más un alto grado de personalización y valor agregado.

 

 

Al reconocer la importancia de contar con todos los recursos antes de montar un negocio, en el que los financiamientos para e-commerce juegan un papel fundamental como una alternativa para echar andar una Pyme, Sana Commerce, plataforma de comercio electrónico, señala las diferentes fuentes de financiamiento para el comercio digital.

“Básicamente, antes de comenzar un negocio, integrando una plataforma de e-commerce para B2B o B2C, es necesario realizar un previo análisis de costos y financiación de la adopción del comercio electrónico. Esto es esencial previo a recurrir a cualquier institución que podría ofrecer a la empresa, la mejor alternativa o esquema de financiamiento que se adapte a las necesidades del modelo de negocio”.

 

Existen dos fuentes de financiamiento que pueden considerarse para e-commerce:

 

* La financiación propia: Requiere revisar el capital inicial con el cual se cuenta; de esta forma, podría ser invertido desde el inicio, sin incurrir en ningún tipo de riesgo derivado de una pérdida inminente.

* La financiación privada: Ofrece una gran ventaja a los organismos autónomos, empresas o emprendedores, ya que el dinero no sale de su bolsillo, de tal forma que no caen en una descapitalización; sin embargo, y dependiendo del esquema inicial, se incurre en el pago de un porcentaje de comisión, derivado de préstamos o, en ocasiones, en pagos o penalizaciones (intereses) por pagos tardíos.

 

A lo que recomendó que siempre se puede iniciar con una alternativa o financiamiento autónomo; es decir, echar mano de recursos propios, teniendo el control sobre el negocio y sabiendo que, si este no funciona, no se estará atado con una deuda a largo plazo.

 

Otro tipo recurrente de financiamiento para e-commerce, que resulta una gran alternativa, son aquellas empresas con modelos variables y que se adaptan a particularidades de cada empresa como:

 

        * Capital inicial

        * Financiación privada

        * Financiamiento sin aval para empresas

        * Ayudas y subvenciones

 

Junto a los modelos tradicionales para empresas, se cuenta con otros recursos adicionales que apoyan a los emprendedores a dar origen a una nueva Pyme; como los Business Angels, que buscan nuevos proyectos para poder invertir en ellos, a través del financiamiento. También, se encargan del seguimiento del proyecto para asegurar el correcto encauzamiento de objetivos y asesoría constante.

Las Sociedades de Capital de Riesgo, son otra fuente de financiamiento, ya que son empresas que invertirán en un proyecto a cambio de recibir un cierto porcentaje sobre los beneficios. Al igual que los Business Angels, también pueden pedir la existencia de una figura en la empresa que se encargue de controlar todo lo que ocurre.

En el crowdfunding, también conocido como financiación colectiva, la empresa da a conocer su proyecto para que las personas interesadas puedan colaborar en ella económicamente. A cambio, recibirán algún tipo de gratificación, como un producto piloto, participaciones en la entidad, etcétera.

 

 

Mientras que el crowdlending, con condiciones diferentes, es una fórmula de financiamiento con un número elevado de personas o empresas, que se encargarán de proporcionar el dinero que se necesita para que funcione el proyecto y sus condiciones a través de un contrato previo.

También está el crowdsourcing que, sin ser el más popular de ellos, se centra en la externalización de acciones de una empresa que no las pueden cubrir porque no cuentan con expertos en dichas áreas; un ejemplo de este recurso, es el desarrollo de trabajos o proyectos externos.

Por último, el playfunding ayuda con el financiamiento de proyectos personales o de empresas mediante la reproducción de contenido digital.