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Incluir la opinión de los ciudadanos en el proceso creativo es vital para lograr un entorno más amable para todos. Para expertos, existen cuatro aspectos para entender el desafío y la importancia del diseño urbano.

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La búsqueda basada en la identidad ha impulsado la creación de ciudades más conscientes y acogedoras donde se valora la diversidad y se busca la participación inclusiva de las personas. En este contexto, el diseño urbano incluyente ha emergido como una filosofía de planificación y esencial.

El diseño urbano incluyente tiene como finalidad la creación de entornos urbanos accesibles y amigables para todos, sin importar sus características individuales.

 

 

Según la opinión de Javier Rivera, maestro en Paisajismo Urbano en la Escuela de Diseño Superior de Barcelona, existen cuatro aspectos para entender el desafío y la importancia de lograr un diseño urbano incluyente en la actualidad.

 

  1. Proceso creativo incluyente. “Se debe cambiar el rol del diseñador como el único involucrado en la toma de decisiones”, explica Rivera. Es crucial que la inclusión se haga desde las primeras fases del diseño.
  2. Accesibilidad e integración para todos. Según el profesor, el mayor desafío en el diseño urbano incluyente radica en lograr espacios verdaderamente accesibles para todas las personas. “Es esencial eliminar barreras físicas y sociales […] evitando soluciones segregadas que excluyan a personas con capacidades físicas, mentales, género o edad diferentes”.
  3. Medios de transporte. Es fundamental priorizar las necesidades de las personas sobre los medios de transporte y movilidad. “En lugar de seguir el enfoque tradicional centrado en el vehículo privado, se propone un diseño que coloque a las personas en el centro”.

 

Esto implica una reorganización del espacio público, promoviendo calles compartidas que fomenten la convivencia y el disfrute del entorno urbano.

 

  1. Cambio de perspectiva. Para Rivera, el mayor aporte del diseño urbano incluyente no se limita a soluciones tecnológicas puntuales, sino a un cambio de perspectiva. “Esto implica pensar más allá de las personas con discapacidades y considerar otros grupos históricamente marginados, como los niños y adolescentes”.