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La tasa de disponibilidad general al cierre de 2023 se situó en un 18.9%, reflejando una disminución de medio punto porcentual en comparación con el cierre de 2022, pero la recuperación está en curso y hay una clara tendencia hacia la estabilización.

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Al cierre del año 2023, el volumen total de demanda neta de oficinas clase A experimentó un crecimiento saludable, al registrar una absorción de 183 mil 514 metros cuadrados (m2) en la Ciudad de México, de acuerdo con un reporte de Cushman & Wakefield. 

No obstante, aunque fue positivo este crecimiento representó solo la mitad del volumen promedio de 370 mil m2 observados en los cinco años anteriores a 2019, antes de la pandemia de Covid-19.

Mientras la tasa de disponibilidad general al cierre de 2023 se situó en un 18.9%, reflejando una disminución de medio punto porcentual en comparación con el cierre de 2022. Estos indicadores señalan una recuperación en curso y una tendencia hacia la estabilización en el mercado de oficinas.

 

En términos de precios, ya se observa una salida más estable. Incluso, la caída observada en los años anteriores se detuvo en la primera mitad de 2023 y ya existe un pequeño ajuste al alza respecto a los precios del año anterior. 

 

Para los edificios clase A el ajuste ha sido de 2.1% respecto a los precios observados al cierre de 2022 y cotizan en promedio 23.30 dólares por m2 cuadrado al mes.

 

“El mercado de oficinas de la CDMX muestra señales de estabilizarse en un nuevo nivel de equilibrio, posterior al shock de la pandemia por covid. La recuperación de la demanda ha sido generalizada, aunque dispar en los diferentes submercados de oficinas de la ciudad”, indicó en un análisis José Luis Rubi, director de investigación de mercado de la firma.

Destacó que mercados como Polanco o Insurgentes exhiben volúmenes en línea con sus niveles prepandemia, mientras que otras, como Santa Fe, experimentan un rebote significativo, pero aún se encuentran por debajo de su desempeño histórico. 

 

 

Los edificios de alto perfil y ubicaciones céntricas han destacado con un desempeño sólido, aprovechando la disposición de muchos inquilinos para trasladarse a inmuebles de mayor calidad. En contraste, los edificios de menor perfil o en ubicaciones periféricas han tenido que realizar concesiones o ajustar precios para mantener su competitividad.

En términos de la industria, la demanda se presenta de manera heterogénea, destacando las empresas grandes y sólidas que cuentan con estrategias definidas para el uso de bienes raíces. 

Estos resultados sugieren una adaptación dinámica del mercado de oficinas a las cambiantes necesidades y preferencias de los inquilinos, evidenciando la importancia de la calidad y ubicación en la toma de decisiones inmobiliarias.