La participación de México en la generación de energías alternas es prácticamente nula, lo que lo convierte en un segmento de oportunidades para la inversión extranjera.
La radiación solar aporta el mayor flujo de energía del ecosistema terrestre, se calcula que alrededor de 100,000 terawatts
(1 tw=1012 watts) inciden sobre la superficie del planeta al año. De tener la capacidad de aprovechar la energía solar que recibimos, considerando que la demanda energética global en ese mismo lapso es de alrededor de 16 tw, ésta aseguraría más de 6,000 veces los requerimientos actuales de energía de nuestra civilización.
México se ubica en el llamado Sun Belt o cinturón solar, franja planetaria con niveles de insolación anual superior a los 2500 kwh por metro cuadrado (m2), energía que puede aprovecharse directamente en forma térmica fotovoltaica o termodinámica. Se trata de energía limpia, renovable y de bajo costo, capaz de contribuir a contrarrestar el calentamiento global.
En la actualidad, la participación de nuestro país en la producción de energía alterna es prácticamente nula, lo que lo convierte en un segmento de oportunidades para la inversión extranjera. La iniciativa privada nacional no ha puesto suficiente interés en este nicho de inversión y desarrollo, incluso el Estado mexicano no ha logrado agregar orgánicamente en las áreas del saber, en la legislación y en la operación, lo que complica de manera sustancial la organización de lo que el mundo contempla como la revolución silenciosa de la energía.
Vida con energía o planeta sin humanidad. El Plan Nacional de Desarrollo, en la Estrategia Nacional de Energía 2013-2027, propone la expansión de las fuentes de energía alternativas limpias, de 35% de la electricidad para 2024.
El país cuenta con científicos de primer nivel realizando su trabajo a profundidad, han desarrollado tecnología de punta de mayor eficiencia en potencia y economía, por ejemplo, en la producción de paneles solares. Estamos rezagados en cómo transitar de la producción científica a la producción comercial que sirva en la transformación de uso doméstico, público e industrial.
La difusión de tecnologías energéticas alternas, la organización cultural para instrumentar el criterio de sustentabilidad, la operación de desarrollo de tecnologías, mecanismos financieros, así como la claridad del marco regulatorio, no han terminado de eliminar las barreras para abrir ventanas de oportunidades a los nuevos proyectos consolidados por expertos mexicanos para atender las demandas de la población e iniciar la construcción de otra cultura sustentable, eficiente, humana, ecológica y económica, la verdadera revolución.
Texto:Real Estate Market & Lifestyle
Foto: CORTESÍA JUAN LUIS PEÑA