La economía mexicana llegó a su cuarta transición sexenal con estabilidad económica, aunque en medio de cierto grado de incertidumbre por las posibles medidas de política económica que pueda tomar el nuevo gobierno federal.
Durante los últimos tres sexenios completos y la segunda parte de la administración de Ernesto Zedillo, el común denominador del país ha sido la estabilidad, lo que ha sido un gran triunfo considerando las crisis recurrentes que vivimos durante varias décadas. Sin embargo, ésta no fue suficiente para impulsar una expansión económica acorde con el crecimiento de la población, más bien el crecimiento económico —medido por el Producto Interno Bruto— ha sido pobre.
Las variables fundamentales de la economía, como son las cuentas externas (aquí consideramos a las reservas internacionales del Banco de México), las finanzas públicas, la inflación, la libre flotación de la moneda, entre otras, gozan de cierta salud aunque podrían estar mucho mejor. Pero en ninguna de éstas hay un riesgo que pueda ocasionar una crisis como en los años 70, 80 o 90.
En un primer vistazo a la economía de cara a la transición, está desactivado todo riesgo de crisis sexenal, como las llamadas “recurrentes”, que estuvieron encabezadas por un gran déficit de las cuentas externas y sin recursos para poderlas financiar, además de un elevado déficit de las finanzas públicas, sin duda hay diversos elementos de incertidumbre que una vez que se definan, determinarán el rumbo que seguirá la marcha de la economía.
El banco de inversión Goldman Sachs, en un reporte económico sobre México señaló que “la próxima administración hereda un sólido contexto macroeconómico (…) una economía equilibrada y resistente que opera a pleno empleo, con un marco de política fiscal sólido y creíble, una sólida balanza de pagos, una tasa de cambio competitiva y una carga de deuda pública moderada y decreciente”.
Los factores internos
Sin embargo, desde la elección federal hasta la toma de poder se presentaron una serie de acontecimientos, encabezados por el anuncio de la cancelación de la construcción de Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, en Texcoco; una iniciativa para eliminar diversas comisiones que cobran los bancos desde el Senado de la República; el anuncio de la construcción de una refinería en Tabasco y la construcción del Tren Maya, que entre todas ocasionaron una elevada volatilidad financiera interna.
De esta manera, los meses de octubre y noviembre, principalmente, transcurrieron entre mucha volatilidad financiera caracterizada por la presión sobre el tipo de cambio y alzas en las tasas de interés.
Asimismo, hay una serie de variables que una vez que se definan determinarán qué tan rápido podrá crecer la economía del país o qué tanto se hará más lenta.
Uno de ellos, quizá el más importante, es que debemos esperar a que se conozca y apruebe el presupuesto 2019, para tener claro qué impulso podrá aportar el gasto público, sobre todo gasto de inversión, además de si éste continuará siendo muy responsable y sostendrá la salud de las finanzas públicas.
PIB Crecimiento Promedio anual | 3.99 | 3.36 | 1.96 | 1.76 | 2.42 |
RESERVAS Interancionales al cierre de Sexenio | 6,301 | 33,555 | 67,680 | 163,515 | 173,851 |
TIPO DE CAMBIO al cierre del sexenio | 3.41 | 9.57 | 10.87 | 12.98 | 20.62 |
DEVALUACIÓN Sexenal acumulada | 48.09 | 180.6 | 13.69 | 19.39 | 58.86 |
DEUDA EXTERNA PÚBLICA BRUTA como % del PIB - Promedio Sexenal | 25.60 | 12.10 | 5.60 | 10.30 | 14.90 |
INFLACIÓN Crecimiento promedio anual | 15.90 | 22.55 | 4.44 | 4.28 | 3.92 |
BALANCE FISCAL como % del PIB - Promedio Sexenal | 0.47 | -0.69 | -0.35 | -1.79 | 2.49 |
(*) Cifras preliminares y estimadas Fuentes: INEGI, BANXICO y mexicomagico.org |
Balance 2018
Cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) indican que de enero a septiembre del 2018, la economía mexicana creció a un ritmo anual de 2.1%, impulsada principalmente por el sector servicios que en el mismo periodo se expandió a ritmo del 2.8% respecto los tres primeros trimestres del año previo.
Las actividades primarias reportaron un ritmo de crecimiento acumulado de 2.2% anual en los nueve primeros meses del año en curso, mientras que el sector secundario (industrial) apenas avanzó 0.5 por ciento.
Las cifras indican que el sector servicios ha sido el más sólido y ello se explica por la fortaleza del consumo privado, que se ha reflejado en el buen desempeño de las ventas al menudeo ante la disminución que se observó en la inflación y las negociaciones salariales positivas que permitieron incrementos reales, además del empleo generado.
Un análisis de la casa de bolsa Monex indicó que “durante los tres primeros trimestres de 2018, la economía ha crecido a un paso moderado, beneficiada principalmente por el avance de las exportaciones y el consumo; mientras que la inversión continúa deprimida. Por el lado de las finanzas públicas, la austeridad fiscal implementada durante los últimos años ayudó a revertir la tendencia de la deuda pública; sin embargo, ésta presenta el mayor avance de las últimas tres administraciones. Estimamos que el PIB crecerá 2.1% en todo 2018”.
En este mismo sentido, un análisis de Banorte sostiene que el crecimiento de todo 2018 será de 2.1%, pero para que ello se cumpla, el PIB en el 4T18 tendría que resultar en un rango entre 1.9% y alrededor de 2.3 por ciento.
Sin embargo, opinan que la actividad en el 4T18 presentaría una moderación en comparación con el 3T18 derivado de varios factores:
- La eliminación de un efecto de base positivo tras los desastres naturales que ocurrieron en el 3T17, lo cual resultó en un mayor dinamismo este año (el PIB creció 2.5% anual en el 3T18).
- La expectativa de un mayor desvanecimiento del impulso derivado del gasto gubernamental ante la finalización del proceso electoral, considerando que aún pudo haber cierto gasto inercial en el 3T18.
- Señales de una posible moderación en la actividad económica de acuerdo a indicadores adelantados de octubre, tales como la confianza empresarial y los PMIs del IMEF. En cuanto a este último, el indicador manufacturero ya se encuentra en terreno de contracción producto de una fuerte caída en los componentes más adelantados.
- Mayor incertidumbre tanto a nivel global y local sobre el escenario para el crecimiento, lo cual ha tenido un impacto en ciertas variables relevantes tales como el tipo de cambio y las tasas de interés.
Un vistazo al 2019
Los especialistas de Banorte prevén para 2019 un crecimiento de 1.8%, ligeramente por debajo de las expectativas del consenso que lo esperan de 2.2% de acuerdo a la encuesta del banco central publicada en noviembre.
“Nuestra expectativa se fundamenta en un efecto sexenal negativo típico cuando comienza un nuevo gobierno, que tiende a resultar en un menor gasto de gobierno. En cuanto a la actividad industrial, la minería continuará restando dinamismo ante la caída de la producción petrolera, mientras que los riesgos para el sector manufacturero parecerían aumentar. En este sentido, esperamos una moderación en la actividad económica en Estados Unidos (PIB 2018: 2.8%, 2019: 2.5%) tras el desvanecimiento del estímulo fiscal implementado en 2018, más aún tras el resultado de las elecciones de medio término. Adicionalmente, la posibilidad de mayores afectaciones al comercio internacional continúa elevada ante la postura política adoptada por Estados Unidos”.
En el caso de Monex, su opinión señala: “Debido a los factores de riesgo tanto internos como externos, revisamos nuestro pronóstico de crecimiento del PIB para 2019 de 2.0% a 1.7%. Entre los factores que jugarán a favor de la economía se encuentran: el buen desempeño de la economía norteamericana, que tendrá un impacto en nuestras exportaciones, las cuales acumulan un incremento de 11.3% en lo que va del año. Adicionalmente, el consumo empieza a mostrar signos de recuperación. Por otro lado, los riesgos a la baja de nuestro escenario son: una mayor desaceleración de la economía mundial, que la inversión continúe disminuyendo y la implementación de políticas económicas que minen la estabilidad macroeconómica por parte de la nueva administración.”
Asimismo, Goldman Sachs, en su Panorama Macro-económico anual para México en 2019, anticipan una desaceleración de su crecimiento por debajo del 2%, 1.9% para ser precisos.
Este menor ritmo de expansión para el primer año de gobierno de la administración de AMLO, será resultado del “significativo impacto que tendrá la incertidumbre por las políticas públicas sobre las inversiones domésticas y extranjeras”.
Como puntos favorables, esta firma internacional considera que México destaca sobre otros mercados emergentes por sus bajas necesidades de financiamiento externo, al igual que una limitada exposición a commodities y a China.
Sin embargo, reitera que la incertidumbre será una constante en su administración por los pocos contrapesos institucionales que deja un Congreso con mayoría de su partido.
Finalmente, Citibanamex señaló en un reporte especial que “la decisión de AMLO de cancelar el proyecto del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México en Texcoco llevó a una significativa reacción negativa de los mercados financieros, aun en el contexto de riesgo favorable a los mercados emergentes, lo que nos lleva a confirmar varios ajustes en nuestro escenario macroeconómico. Ahora vemos un crecimiento más bajo del PIB en 2019 (1.7% desde 1.9% anterior), a medida que los vientos en contra de la actividad económica que ya anticipábamos se exacerbaron debido a una menor inversión y primas de riesgo más altas”.
Texto Ricardo Vázquez
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