La economía de México experimentó en el primer semestre del 2017 un cambio dramático en sus perspectivas de crecimiento. Empresarios, inversionistas, consumidores y analistas, pasaron de un pesimismo dramático que determinaba un escenario oscuro a un moderado optimismo.
Por condiciones externas e internas, siguen presentes diversos elementos que serían adversos para la economía mexicana. Sin embargo, la percepción de riesgo general mejoró considerablemente entre el primer y segundo trimestre de 2017.
El inicio del año estuvo dominado por el escenario de incertidumbre que generó el triunfo en la elección presidencial de Estados Unidos de Donald Trump y el inicio de su administración.
Sus constantes amenazas —sobre todo en relación a retirar a los Estados Unidos del Tratado de Libre Comercio de Norteamérica (TLCAN)—, y la presión sobre las empresas automotrices de origen estadounidense, propiciaron dos efectos fundamentales:
- Fuerte presión sobre la paridad del peso frente al dólar, que llevó a una cotización cercana a 22 pesos por dólar.
- Un constante deterioro de las perspectivas de crecimiento económico, por el temor que las exportaciones de manufacturas —principalmente la del sector automotriz — se vieran afectadas.
Ambas circunstancias se corrigieron drásticamente entre los meses de mayo y junio, y se movió el escenario hacia un entorno más optimista.
Mejora el entorno económico
Durante los tres primeros meses del año en curso, el panorama económico para México parecía muy oscuro. De acuerdo con el Servicio de Estudios Económicos de BBVA Bancomer, “se auguraba que con la llegada a la presidencia de Donald Trump, la relación comercial entre México y Estados Unidos, que ha sido un motor de crecimiento muy importante para la economía mexicana, podía verse afectada de manera permanente. Parecía cercana la posibilidad de una ruptura en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) o de aumentos importantes en barreras arancelarias y no arancelarias a las exportaciones mexicanas hacia Estados Unidos”.
Como reacción a la expectativa, la paridad del peso frente al dólar —considerando los últimos 12 meses a mayo de 2017 — pasó de niveles mínimos de 18.20 unidades en agosto de 2016 a máximos de 21.5 pesos a mediados de enero de este año, con las consecuencias posteriores en inflación y tasas de interés.
Corrección en las expectativas
Definitivamente el panorama oscuro que generó la perspectiva de Donald Trump al asumir la presidencia propició el fuerte debilitamiento del peso frente al dólar, ligado con el impacto potencial que significaría la salida de Estados Unidos del TLCAN, las perspectivas de crecimiento de la economía mexicana bajaron constantemente.
Cuando en octubre de 2016 el Banco de México (Banxico) presentó la encuesta que realiza mensualmente entre analistas del sector privado, el consenso del mercado proyectaba un crecimiento del Producto Interno Bruto de México (PIB) a ritmo de 2.4% para 2016. Sin embargo, durante los meses siguiente se fue corrigiendo constantemente a la baja, hasta que en la encuesta que se publicó en abril de este año se estableció un pronóstico de 1.5% para 2017 y 2.15% para 2018.
En la medida que los funcionarios de la administración Trump fueron cambiando el tono de su discurso respecto a México y el TLCAN en relación a que debería ser un tratado justo y moderno, se fue relajando el tipo de cambio. Al cierre de la presente edición, la paridad del peso frente al dólar se había corregido hasta establecer mínimo de 17.9 pesos por dólar en las operaciones al mayoreo.
Otros impactos observados fueron que la inflación repuntó de manera importante. A la primera quincena de junio llegó hasta niveles de 6.3%, el más alto en ocho años y medio; como cifra comparativa, la inflación en todo 2016 fue de 3.36%, lo que implica que en términos anuales prácticamente se duplicó.
Por lo que respecta a las tasas de interés, desde diciembre de 2015 el Banco de México (Banxico) aplica una política monetaria de incremento en sus tasas de referencia. En junio se registró el incremento más reciente (25 puntos base) para alcanzar una tasa de 7%; sin embargo, desde que inició su ciclo de alza, se acumulan 400 puntos base de variación.
Sorpresivo crecimiento
En opinión de los especialistas de Monex, en lo que va de 2017 nuestra economía se ha visto favorecida por la demanda externa, una recuperación de las manufacturas y el avance moderado en el consumo.
Por su parte, cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) indican que en los cuatro primeros meses del año, el Índice Global de Actividad Económica (IGAE) —lo más cercano al PIB mensual— creció a tasa anual de 1.85%, donde se pudo observar que la firmeza del sector servicios sigue compensando la debilidad industrial.
El resultado, que se conoció a finales de junio, es mejor de lo esperado en general meses atrás.
Al respecto, los analistas de BBVA Bancomer señalan que se consolidó la mejora en el entorno global ante la recuperación de la actividad industrial y el comercio internacional, lo que se reflejó en una aceleración económica durante los primeros meses del año.
El análisis de la institución financiera indicó que “el panorama para México es más positivo, pero aún con riesgos. Se consolida la mejora del entorno global y se acotan las incertidumbres. Se espera una ligera aceleración del crecimiento global y una menor desaceleración del crecimiento en México, en comparación con las últimas previsiones”.
Por ello, en BBVA Bancomer mejoraron de 1.0% a 1.6% su perspectiva de crecimiento para 2017, y de 1.8% a 2.0% para 2018.
Algo similar realizó la División de Estudios Económicos de Banamex: “Datos mejores a lo esperado, junto con un ánimo más constructivo, nos llevan a revisar a la alza nuestro pronóstico de crecimiento del PIB para este año a 1.7% desde 1.2% previo”.
Afirmaron que con la información conocida, observan que el consumo privado ha mostrado resistencia, mientras que en lo relativo a las manufacturas, México y los Estados Unidos se siguen moviendo al unísono. En donde observan interrogantes es en lo relatico a la inversión.
Poco antes de las dos instituciones, Grupo Financiero Santander elevó su estimado de crecimiento económico para 2017 a 2.2%, desde el 1.7% que había calculado previamente.
Las correcciones a la alza señaladas fueron previas a que la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) como el Banxico también aplicaran correcciones al alza en sus expectativas de crecimiento. Ambos organismos ajustaron a la alza su rango entre 1.5 y 2.5% de crecimiento desde un previo de 1.3 y 2.3%, respectivamente.
La más reciente corrección la presentó la calificadora Fitch Ratings —durante la segunda quincena de junio—, que la elevó de 1.5 a 2.0% para 2017 y a 2.2% desde 2.1% en 2018. Al igual que otros analistas, la opinión de los especialistas de Fitch es que se tuvo un primer trimestre mucho mejor a lo esperado en materia de crecimiento, que alcanzó un 2.8% anual. Agregaron que “un desempeño fuerte del sector agropecuario y la resiliencia en el de servicios siguen respaldando la economía. Sin embargo, el crecimiento será más lento que en 2016 debido al impacto sobre el consumo que podrían tener la incertidumbre elevada con respecto a las negociaciones del TLCAN, las políticas macroeconómicas más estrictas y una inflación mayor”.
La encuesta de Banxico que publicó en junio, señaló que el consenso de analistas prevé un crecimiento de 1.97% para todo el presente año; un mes atrás, la misma encuesta indicó una previsión de 1.66%, lo que confirma la mejora en las perspectivas entre el consenso de analistas del sector privado.
Variables a vigilar
Una vez conocido el IGAE de abril (-0.7% anual), un análisis del Grupo Financiero Invex indicó que “los datos disponibles de ventas y balanza comercial sugieren una desaceleración del consumo ante el aumento de la inflación y los costos de endeudamiento”.
Agregaron que para lo que resta del año anticipan una desaceleración del crecimiento (respecto al 2.3% de 2016) hasta una tasa de 1.9%, ante la persistencia de la debilidad en el sector manufacturero y un menor dinamismo del sector servicios. “Consideramos que la incertidumbre que rodea la relación comercial entre México y Estados Unidos lastrará el crecimiento, aunque la integración de los ciclos económicos no se romperá en el corto plazo”, concluyeron.
Fitch opina al respecto que “la incertidumbre que deriva de la renegociación del TLCAN continúa, aunque la carta que emitió en mayo la Oficina del representante de Comercio de Estados Unidos, donde notificó al Congreso de los Estados Unidos su intención de renegociar el tratado después de 90 días, no contenía una retórica agresiva sobre aranceles unilaterales”.
En Monex señalaron que uno de los principales riesgos que aún continúa latente, es la próxima renegociación del TLCAN. “Ésta se llevará a cabo a mediados de agosto, en donde los participantes definirán los rubros a tratar 30 días previos a la reunión oficial. Aunque consideramos que los temas estarán más orientados a las Reglas de Origen y no hacia la imposición de aranceles o el impuesto transfronterizo; tampoco descartamos que surjan presiones que puedan afectar a nuestra moneda”.
Por su parte, los especialistas de Banamex mantienen la opinión que “se esperaba que la incertidumbre alrededor de la relación comercial con Estados Unidos tuviera un impacto negativo sobre la inversión y eventualmente sobre el consumo privado”.
Aunado a esto, el consumo enfrentaba diversos obstáculos: la liberalización de los precios de la gasolina, junto con el peso alcanzando una depreciación récord frente al dólar, que llevaron a la inflación anual a brincar de 3.36% en diciembre de 2016 hasta 4.72% en enero de 2017”.
En resumen, el entorno evolucionó de manera positiva ante la perspectiva de la economía mexicana entre la adversidad que se percibía al primer trimestre, y el moderado optimismo que hoy se percibe entre consumidores, empresarios e incluso, diversos analistas.
Texto Ricardo Vázquez
Foto: TELE,INDO / ANDINA / DEENAND STUDIOS / EXPORTALIS / mexiport / Delloite