La rehabilitación de un centro comercial, a veces, es cuestión de solucionar problemas en su totalidad.
La tarea de rehabilitar el retail es una actividad muy compleja y hoy representa un nuevo reto en la arquitectura que cada vez ha de ser más común.
A lo largo de los años el arte de diseñar edificios se ha compuesto de miles de factores de todo tipo que hacen que dicho reto sea uno de los más complejos, pero a la vez, más maravilloso que pueda realizar el ser humano para ayudar a crear un mundo mejor.
En su segunda fase, el paso del tiempo nos proporciona la oportunidad de devolver un edificio al presente, re-habilitándolo como si fuera un milagro y adaptándolo a las nuevas costumbres, a los nuevos usos, a las nuevas demandas y a las nuevas necesidades de cara a un futuro que cada vez camina más rápido.
Igualmente, la tarea del “refurbishment” se convierte en una tarea maravillosa pero aún más compleja, si me permiten, que inicialmente en sus fases de génesis. Veamos el porqué de su idiosincrasia.
Sí, los edificios se mueren, o mejor dicho, “se van muriendo mientras se viven”.
Las gentes se van y se cambian de lugar, las comunidades evolucionan, los tiempos avanzan implacables y los materiales, a su manera, se intercambian y evolucionan sin parangón, junto con las técnicas constructivas y las nuevas posibilidades que, desde el invento de la rueda moderna, perdón, de internet, ha roto con todas las concepciones temporales y espaciales en mil pedazos.
Nada de lo que quejarse, al contrario, mucho a lo que adaptarse y una sensación de pertenencia a un tiempo y a un espacio, ya en el siglo XXI, en el que sólo el paso de los siglos podrá dictaminar la relevancia de “la era digital”.
Tan sólo hace unos años el tema de rehabilitar se asociaba a lo viejo, hoy, lo viejo puede ser obsoleto, estéticamente dudoso o abandonado por sus propietarios… pero ya no es cuestión del número de años sino de una buena cantidad de factores, externos e internos.
Volvamos a la arquitectura, volvamos a la tarea que supone el reto de re-habilitar, re-diseñar, re-formar y re-cuperar un edificio o un grupo de edificios que en muchos casos llegan a ser complejos urbanos de usos mixtos: ocio, comercial, oficinas, hoteles… Estamos hablando de “crear ciudad” de “re-habilitar ciudad”.
En ese caso, no muy extraño entre nuestras complejas tareas, la multiplicidad de factores llega a requerir de un buen número de equipos multidisciplinares que abarcan casi todos los ámbitos de la sociedad.
Pero centrémonos en el caso concreto “retail”, en los usos prominentemente comerciales de tal manera que tenga la misma emoción, el mismo atractivo y la misma fuerza con la que suelen diseñarse los edificios en primera instancia.
En este caso que nos ocupa, el mundo del “retail”, del “leisure”, aumenta si cabe su complejidad precisamente por tener una serie de fórmulas y condicionantes que no sólo tienen, sino que deben, ser cumplidas a la vez que el resto: marcas comerciales, flujos de gentes y de tráfico, imagen, usos, estética, condicionantes técnicos, energías renovables, actualizaciones legales y operacionales, presupuestos, necesidades… creo sinceramente que la lista es tan extensa como adaptable.
La red de elementos que forman parte de esta ecuación imposible debe ser abordada con profesionalidad y coordinación entre promotores, arquitectos, ingenieros especializados, urbanistas, interioristas, proveedores, constructores, administradores, operadores y finalmente, no de final sino de objetivo, usuarios.
Y por si fuera poco complejo el asunto hasta aquí, el centro debe ser rehabilitado en la mayoría de los casos mientras se mantiene en funcionamiento.
Desde la experiencia y los proyectos ejecutados, nuestra manera de abordar estos proyectos se componen de las siguientes actuaciones:
A través de la visión se vislumbran objetivos y necesidades del cliente, del propietario, del usuario… de las personas implicadas en la renovación del centro. Es el momento de proponer, imaginar y entender bien el programa.
La creatividad es vital para adaptar al centro porque de esa manera se entiende el contexto, se interpretan los objetivos y se plantea un concepto, que solemos acompañar de distintas opciones o variantes para reconocer que nunca hay una sola solución y que muchas veces es la combinación creativa de distintas ideas la que resuelve la multiplicidad de factores. Es el momento de imaginar el futuro y de aportar soluciones reales.
El valor es precisamente una de las filosofías internas que no se debe descuidar porque el objetivo no se debe quedar en cumplir con el programa y las necesidades sino de sobrepasarlas creando un valor que revitaliza la ciudad, aporta nuevas atracciones al usuario y satisface todos los objetivos, y alguno más, del cliente.
Sin querer dejarlo para el final porque forma parte de todo el proceso creativo y constructivo la innovación hace que todos los protagonistas del proceso deben saber que hablamos de crear futuro, de crear ciudad, y por tanto, el proyecto no sólo debe parecer nuevo, actualizado e impactante sino que además debe serlo. Hoy en día es muy sencillo a través del mundo global, de la excepcional rapidez de las comunicaciones, de estar al día sobre las tendencias en materiales, colores, tecnologías y aspiraciones finales, que al final demarcan el ámbito del día a día del ser humano.
Para finalizar me gustaría ilustrar la situación de una manera culinaria explicando que al final todo se resume a una serie de actuaciones, que a modo de carta-menú, se van contemplando en la complejidad del proceso.
Rehabilitar un centro comercial y de ocio, a veces, es cuestión de solucionar problemas en su totalidad o como si fueran elementos a elegir dentro del “menú” de posibles soluciones y donde factores como presupuesto, programa, usos o tiempos marcan esta selección de actuaciones a diseñar y ejecutar.
Por ejemplo, a veces son sólo las fachadas y la imagen exterior, otra veces pavimentos o cielos rasos, resaltar iluminaciones, derribos de tabiquería o extensiones de locales, readaptación a las necesidades energéticas para disminuir viejos vicios del consumo obsoleto y poco ético e incluso, a menudo, movimientos poblacionales.
A esto hay que añadir los posibles “nuevos vecinos” que a modo de competencia pueden acabar de rematar la dificultad del proceso y el factor tiempo, en el que antes un centro podía aguantar hasta casi 15 años de funcionamiento normal y hoy esos tiempos se llegan a reducir a un periodo de ocho a 10 años, si no menos.
A modo de pincelada general he querido mostrar un paseo por la maravillosamente compleja tarea de “rehabilitar el retail”, sin duda, un nuevo reto que cada vez es y será más común porque a la velocidad de crucero que muchas sociedades están manejando, esta labor se tornará en parte del proceso edificatorio y donde los arquitectos, con seriedad, imaginación y profesionalidad, deben unir pasado, presente y futuro para que sus gentes y el mundo sean cada día un poco mejor.
*CHAPMAN TAYLOR es un Estudio Internacional de Arquitectos, Urbanistas e Interioristas.
Texto:Jorge Alonso Rodríguez / CHAPMAN TAYLOR *
Foto: CHAPMAN TAYLOR