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En México hay más de 29 millones de jóvenes, de los cuales 706 mil 560 tienen un rango entre los 18 y 29 años, la mayoría no tienen una vivienda propia.

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Ante el rezago de vivienda que enfrenta la población de jóvenes de México, la Asociación Mexicana de Profesionales Inmobiliarios (AMPI) urgió a crear las condiciones para que se detonen mayores oportunidades para que este segmento pueda adquirir una casa nueva.

El acceso a la compra de vivienda propia presenta desafíos para este segmento de la población, ya que los costos oscilan entre 450 mil y 3 millones de pesos, mientras que el ingreso promedio de un joven se sitúa entre 4 mil 500 y 12 mil pesos mensuales.

 

Lo anterior limita la capacidad de adquisición de propiedades más accesibles, ubicadas en áreas periféricas, con vías de comunicación y con servicios eficientes.

 

Emilio Rojas Cobián, presidente nacional de la AMPI, explicó que actualmente muchos jóvenes mexicanos, ya sea casados o en unión libre, enfrentan la dificultad de no poseer una vivienda propia y se ven afectados por el pago de rentas elevadas que impactan significativamente en su economía.

Se atribuye esta situación a la escasez y alta demanda de viviendas en alquiler en las principales ciudades del país, donde las rentas varían entre los 10 mil y 30 mil pesos mensuales, muchas veces distantes de sus lugares de trabajo.

 

 

Actualmente, los jóvenes que aspiran a una vivienda se ven obligados a destinar más del 50% de sus ingresos al pago de una renta, sin poder acceder a créditos para adquirir una casa propia debido a la falta de historial crediticio.

 

Según datos del INEGI, en México hay más de 29 millones de jóvenes, de los cuales 706 mil 560 tienen entre 18 y 29 años, y el 36% de ellos están casados o en unión libre, sin contar con una vivienda propia.

 

La AMPI aboga por políticas que faciliten el acceso de los jóvenes a la vivienda, ajustando los proyectos y financiamientos a sus necesidades. Esto implica proporcionar mayor financiamiento y créditos a través de organismos públicos y bancos privados, así como diseñar estímulos y apoyos para aquellos que ya tienen créditos y enfrentan dificultades económicas, como la pérdida de empleo.

La AMPI insta a que se considere a los jóvenes en el diseño de políticas de vivienda que les permitan construir un futuro y patrimonio sólidos, facilitando su acceso a créditos y proporcionando medidas de apoyo en momentos de adversidad económica, se concluyó.