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El alquiler de espacios industriales a lo largo de la frontera ha caído ante la posibilidad de que una victoria del candidato republicano, Donald Trump, afecte la demanda.

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El impacto de la campaña y su desmesurado enfoque en México se hicieron sentir en el sector de depósitos y fábricas de ciudades fronterizas como Juárez, Monterrey y Saltillo a lo largo de la campaña presidencial que culmina con la elección.

El mercado de bienes raíces industriales de México se disparó desde que el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA) entró en vigencia en 1994 y creó un mercado unificado entre Canadá, Estados Unidos y México, lo que facilitó que los fabricantes aprovecharan la mano de obra barata, los bajos costos y las menores regulaciones al sur de la frontera. En la última década, el mercado casi se ha triplicado a más de 66 millones de m2 de espacio.

Sin embargo, un posible triunfo de Trump, quien ha pedido que Estados Unidos se retire del NAFTA, podría enfriar el mercado a corto plazo, dicen expertos. Si el pacto de libre comercio se desintegra, “del lado mexicano de la frontera muchas de las instalaciones quedarán vacantes, las rentas por metro cuadrado caerán sustancialmente”, dijo Tom Fullerton, profesor de Economía de la Universidad de Texas, en El Paso. “No es difícil imaginar una tasa de desocupación de 30% a 40% en conjunto a ambos lados de la frontera”.

Los principales dueños e inversionistas de propiedades industriales incluyen media decena de fideicomisos de bienes raíces, conocidos en México como Fibras, y decenas de desarrolladores familiares más pequeños y fondos de bienes raíces limitados. Los grandes inversionistas internacionales, incluyendo los estadounidenses REIT Prologis Inc. y PGIM Real Estate, el brazo de propiedades de Prudential Financial Inc., también tienen una gran presencia en México.

Trump ha argumentado que el NAFTA ha generado la pérdida de millones de empleos en EUA, lo que a su vez ha privado a grandes partes del país de su base económica. El candidato se ha pronunciado a favor de imponer multas a las compañías estadounidenses que tercericen empleos y ha pedido aranceles altos sobre los bienes importados de México. Además, ha asegurado que planea construir un muro a lo largo de la frontera para evitar el ingreso de indocumentados.

Hace unos meses, conforme Trump se acercaba a ser confirmado como candidato republicano a la Casa Blanca, los inversionistas y arrendatarios en la frontera comenzaron a quedarse al margen, pese a que la candidata demócrata ha estado liderando las encuestas. Los alquileres cayeron en Monterrey, Juárez y Saltillo durante los tres primeros trimestres del año, en comparación con el mismo período de 2015, dijo CBRE. Estos mercados de bienes raíces dependen de los fabricantes que venden miles de millones de dólares en electrodomésticos, aparatos médicos, electrónicos y ropa en EUA Estas empresas, a su vez, son grandes beneficiarias del NAFTA.

“Las compañías que invierten en la frontera están más afectadas por el libre comercio porque exportan directamente a EE.UU.”, dijo David O’Donnell, presidente de O’Donnell México, un gran arrendador y desarrollador industrial. El ejecutivo aseguró que al menos tres potenciales arrendatarios han congelado acuerdos en mercados de la frontera debido a la incertidumbre en torno a las elecciones. “Todo ha estado un poco en pausa”, dijo O’Donnell. “Creo que después de la elección regresarán”.

Clinton también ha criticado el NAFTA, pero no ha propuesto revisiones específicas al acuerdo que amenacen el comercio. Una victoria de la candidata demócrata podría incluso desatar una ola de acuerdos a corto plazo debido a la demanda reprimida.

Lo que no está claro es el efecto a largo plazo que podría tener una presidencia de Trump en el mercado de bienes raíces industriales. Algunos creen que la facilidad para hacer negocios en México, la amplia y barata fuerza laboral y la dificultad de desmontar el NAFTA, además del efecto de los acuerdos comerciales de México con 45 países más, sirven de amortiguador para el mercado de bienes raíces y la economía en general.

Además, muchos fabricantes estadounidenses a lo largo de la frontera han tenido una presencia en México desde finales de la década de los 60, cuando florecieron los complejos manufactureros a través de la frontera, conocidos como maquiladoras. Las empresas probablemente continuarán dependiendo de la mano de obra barata de estos lugares independientemente quién sea elegido presidente en EUA.

Fuente: The Wall Street Journal

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