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Los centros comerciales tradicionales en Estados Unidos repletos de pequeñas cadenas minoristas en sus pasillos, como Sears Holdings o RadioShack, están pasando a mejor vida; el verdugo es el comercio electrónico y los outlets.

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En este contexto, los hedge funds están aumentando sus posiciones a corto contra la deuda respaldada por los centros comerciales en Estados Unidos, una estrategia similar a la seguida con las hipotecas subprime: apuestan abiertamente porque los gestores no puedan soportar sus deudas y acaben en bancarrota.

Los centros comerciales están afrontando el cambio radical de los hábitos de los consumidores estadounidenses y mientras intentan adaptarse al nuevo entorno digital y a la fuerte competencia, los hedge funds de Wall Street han puesto el punto de mira sobre ellos esperando un colapso masivo del negocio.

Un pequeño grupo de inversores está tomando posiciones bajistas sobre la deuda de los operadores de los centros comerciales más débiles, que están viendo como las grandes firmas de sus pasillos, como Macy's o JC Penny, que son las que atraen a cientos de consumidores, cierran sus tiendas por falta de rentabilidad. Las posiciones cortas sobre los activos de mayor riesgo han aumentado un 50% en el último mes, hasta los 5,300 millones de dólares.

Estos bonos corporativos son conocidos en el mercado por sus siglas en inglés CMBS y funcionan igual que los bonos de titulización de hipotecas que propagaron la crisis subprime, pero en lugar de estar garantizados por una vivienda residencial, lo están por el propio centro comercial.

Michael Yannell, jefe de investigación de GAPSTOW Capital y experto especializado en créditos estructurados, afirma que no hay ninguna garantía de que los hedge funds vayan a triunfar, y señala que muchos centros comerciales sobrevivirán gracias a los ingresos por alquiler, aunque cierren las grandes enseñas.

Sin embargo, las previsiones de los expertos contemplan a medio plazo la desaparición del comercio tradicional minorista basado en grandes superficies al no aguantar el tirón de internet. Las grandes superficies dependen de firmas como Sears, JC Penney y Macy para atraer a los clientes. En muchos centros están saliendo, lo que podría "provocar cierres en cadena" siendo desastroso para los bonos respaldados con garantía hipotecaria.

Casi la mitad de los centros comerciales en Estados Unidos sufre problemas tanto por la caída de la afluencia de los clientes como por las ventas que puede llevar a buena parte de estos a echar el cierre en los próximos años.

Según un informe publicado a final de año por Morningstar Credit Ratings, firma especializada en bonos corporativos con garantía real, el 45% de los centros comerciales (465 de los 1,035 contabilizados) registra ventas débiles y sufre un declive en el nivel de ocupación.

Desde que estalló la crisis financiera en 2008, los centros comerciales en Estados han estado en el disparadero por la estructura de financiación de los gestores que utilizan un modelo de fuerte apalancamiento para el desarrollo de su actividad.