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En su estudio Situación México, Carlos Serrano, economista en jefe del área de estudios económicos de la institución financiera señaló que subieron su estimación de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) de México para 2016 de 2.2% a 2.6%. Entre las razones que esgrimen para su revisión al alza destacan: A) El incremento de 0.8% que registraron las actividades económicas en el primer trimestre de 2016 respecto al mismo periodo de 2015; y B) La fortaleza el mercado interno afianzado por el incremento del salario real (efecto por baja inflación), el crecimiento del empleo formal, el incremento de las remesas en pesos por el efecto de depreciación del peso frente al dólar, y el mayor acceso al crédito y su crecimiento a tasa de dos dígitos. Todo, dicen, incide en una mayor capacidad de consumo de los mexicanos y coloca al mercado interno como la locomotora de la economía nacional.

La inflación de México está bajo control con niveles anuales de 2.6% hasta mayo, pero su tendencia apunta hacia una ligera alza con la expectativa de que finalice el año 2016 muy cerca de la meta multianual de 3 por ciento.

Las expectativas de crecimiento para la economía mexicana se siguen ajustando, porque mientras el Banco Mundial la ajustó a la baja, la encuesta de expectativas de Banamex mostró un repunte.

En mayo el índice de confianza del consumidor (ICC), indicador que mide la expectativa sobre la situación económica esperada de los miembros del hogar dentro de 12 meses respecto a la actual bajó 1.3% respecto a mayo de 2015, de acuerdo con el Inegi –cuarto retroceso consecutivo a tasa anualizada-; sin embargo, respecto al mes previo subió 0.9% en términos desestacionalizados, dato mejor al 0.3% esperado por los analistas.

La crisis financiera de Pemex derivada de la caída del precio y exportaciones de petróleo ha tenido un impacto directo en sus proveedores y en las arcas del gobierno federal; pero en el sureste, zona económica altamente dependiente de la actividad petrolera (Campeche y Tabasco generan alrededor del 90% de la producción petrolera del país), el cierre de fuentes de trabajo ha reducido la liquidez y capacidad de consumo de su población afectando significativamente a cuatro sectores de su economía: turismo, retail, inmobiliario y portuario.