Como consecuencia de ello, revisaron a la alza su pronóstico de crecimiento para 2017 y 2018 a 1.6 y 2.0%, respectivamente, desde 1.0 y 1.6% previo.
De corto plazo, el mayor impulso provendrá de un fuerte impulso de las exportaciones. “El optimismo se fundamenta en que ahora asignamos una probabilidad mucho mayor al escenario en el que la relación comercial entre México y Estados Unidos no será afectada”.
La apreciación del peso desde su nivel más bajo del 20 de enero, es también reflejo de estas mejores perspectivas, de un futuro menos oscuro del que se preveía.
“Estimamos que el resultado de la elección presidencial en Estados Unidos tendrá un impacto cíclico y no estructural en la economía mexicana, y que dicho impacto cíclico será de menor magnitud al que estimábamos a mediados de enero cuando los riesgos parecían mayores y el futuro era más incierto”, concluyó Serrano.