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Se afirma que el inversionista es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra. Exactamente 10 años después de la crisis subprime, que provocó la quiebra y el rescate masivo de varios bancos de importancia mundial, con su consiguiente crack financiero mundial, algunos grandes bancos volvieron a comprar bonos de hipotecas de alto riesgo para captar elevadas rentabilidades.

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El nivel absoluto de hipotecas vivas ha decrecido desde la crisis, cuando estuvo en 9.3 billones de dólares, a 8.7 billones, según el Banco de la Reserva Federal de Nueva York. Los precios de la vivienda en Estados Unidos han subido un promedio del 45% desde su suelo, porque la garantía de los préstamos es más valiosa. La tasa de morosidad ha caído desde el máximo de un 5.7% en 2009. Según datos de S&P Global Ratings y Experian ahora llegaron a un mínimo postcrisis del 0.6% a principios de 2017.

Ante estos signos, Goldman Sachs, Pimco, CNO Financial Group, Columbia Threadneedle y otros grandes inversionistas están comprando bonos vinculados a las hipotecas subprime simultáneo a una reducción en su exposición de bonos basura (high yield) de empresas. Las firmas sostienen que la rentabilidad de los bonos de alta rentabilidad es demasiado baja en comparación con el riesgo que tienen que asumir.

La buena noticia es que los títulos ya no tienen calificación triple A como hace una década. Ahora son más conscientes de lo que está en juego.

La apuesta por estas hipotecas es que ofrecen una mayor recompensa por el peligro de pérdidas. La consecuencia es que acumulan una ganancia de 7% este 2017, según datos de Bank of America, en un despacho de El Confidencial de España.

La vivienda está en alza, afirmó el director de inversión de Pimco, Mark Kiesel, quien espera que el precio de la vivienda siga subiendo y respalde a los distintos valores hipotecarios. Los valores respaldados por hipotecas que no estaban garantizadas por organismos semipúblicos, como Fannie Mae y Freddie Mac, se han reducido desde la crisis financiera: en 2007 había 2,8 billones de dólares, frente a los actuales 800,000 millones. Bank of Amrica afirma que alrededor de 37% de estos valores tiene detrás préstamos subprime.

Por su parte, Mike Swell, corresponsable de la gestión de cartera en Renta Fija Global de Goldman Sachs Asset Management, aseveró que "hay mucha demanda y una oferta cada vez menor", mientras la firma ha aumentado su exposición a valores hipotecarios.

Gene Tannuzzo, de Columbia Threadneedle, también apuesta por las hipotecas de alto riesgo, ya que han invertido en este tipo de productos con un rating BBB, que puede lograr una rentabilidad de entre un 4% y un 4.5%.

"Hay cierta preocupación de que no se haya aprendido del pasado", afirma Eric Johnson, director de inversiones de CNO Financial Group, no obstante que han elevado su inversión en bonos hipotecarios y otros productos estructurados, mientras que ha reducido su exposición a la deuda de alto rendimiento.

Los bonos hipotecarios Alt-A (con más riesgo que las hipotecas solventes o prime, pero menos que las subprime) subieron 6.3% este año, y los respaldados por préstamos hipotecarios subprime, alrededor de 6.9%, según Bank of America. De esta manera, han superado el 5.5% que acumulan los bonos basura y el 4.8% de la deuda de empresas con grado de inversión. Incluso los bonos respaldados por grandes préstamos jumbo relativamente seguros han ganado solo un 5,5%.

Por su parte, la Reserva Federal dejó de comprar activos en el mercado y empieza a venderlos, por lo que habrá menos demanda de bonos basura, según Morgan Stanley. Estas modificaciones en las carteras pueden ser señal de una tendencia bajista en el crédito corporativo.