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Este verano se vio una transformación dramática en el panorama económico de América del Norte. Visión del cambio que habrá derivado de la reforma.

 

Este verano se vio una transformación dramática en el panorama económico de América del Norte.

Con la firma de una serie de reformas energéticas para este país, el presidente Enrique Peña Nieto convirtió lo que antes era un mercado cerrado a lo que ahora está preparado a ser un panorama abierto para la oportunidad de la energía.

Se espera que el movimiento para liberalizar la industria energética en México traiga aproximadamente dos millones de nuevos empleos para la economía Mexicana y aumente el PIB del país en un 2% durante la próxima década.

La reforma energética en México no sólo representa un hito histórico para el país en particular, y para América del Norte en términos generales, también crea una oportunidad para dar un paso atrás y revisar los factores que sembraron los entornos energéticos fuertes. Sólo tomando en consideración y mediante el aprovechamiento de estas dinámicas, México se dará completamente cuenta de su potencial por delante.

 

Raúl Gallegos<br/>Presidente y CEO de GE México.
Raúl Gallegos
Presidente y CEO de GE México.

 

Primero que nada, el debate sobre aprovechar la oportunidad de la energía debe abordar tanto los recursos como la política. En el sector energético, es importante tomar en cuenta el contexto industrial para el desarrollo, que incluye el medio ambiente, el costo de la electricidad, la creación de empleos y la seguridad.

Es a través de la innovación, la tecnología, y las economías de escala, que el costo de la electricidad puede disminuir, el medio ambiente puede ser protegido y el desarrollo económico puede ser creado, todo al mismo tiempo. En GE, llamamos a utilizar la innovación para reducir los costos, mejorar los resultados empresariales y proteger el medio ambiente “Ecomagination”, una iniciativa empresarial común a todos los negocios de la compañía.

En segundo lugar, debemos apreciar lo mucho que el panorama energético está cambiando. La transformación que está teniendo lugar está siendo impulsada principalmente por lo que llamamos la “Era del Gas.” Ha habido más gas encontrado en la última década de lo que habíamos imaginado alguna vez. El gas fuera de las costas, gas de lutita, y el nuevo gas que se ha encontrado ha fundamentalmente cambiado los costos de la energía. Esta revolución podría impulsar un tremendo cambio en la huella de la energía en todo el mundo si está bien planificada.

Un impacto del gas a bajo costo es su potencial en términos económicos para abastecer en lo local o de generación “distribuida” de energía. Para el año 2020 GE estima que las adiciones de capacidad distribuida de la energía mundial alcanzarán los 200 GW por año. Esto representará el 42% de la generación central combinada y adiciones de generación “distribuida” de energía, por encima del 21% en el año 2000. Además, durante todo el fin de la década las adiciones de capacidad distribuida de energía crecerán un 40% más rápido que el consumo mundial de electricidad. Por lo tanto, una ola de descentralización debe arrasar en todo el mundo a través de la innovación tecnológica y el progreso.

 

El reto es combinar políticas con los esfuerzos para dar prioridad a mercados abiertos, sistemas abiertos, y un mercado en común de la electricidad con un mejor funcionamiento de bajo costo.

 

Acuerdos de colaboración combinando la fortaleza de los principales actores del mercado se necesitan para impulsar las innovaciones de recursos no convencionales. El Acuerdo sobre Tecnología de GE firmado con el Instituto Mexicano del Petróleo y Pemex es un ejemplo de ello. Prestará apoyo a los esfuerzos de Pemex para fructificar la optimización del campo costero y el  desarrollo de proyectos en aguas profundas, y apoyará los esfuerzos en curso de México para modernizar la infraestructura del petróleo y gas del país. Este es un proyecto conjunto para investigación tecnológica, para mejorar la productividad y mejorar el desarrollo del país y de las reservas de petróleo y de gas pegado a la costa y en alta mar.

En tercer lugar, no hay un país que esté plenamente satisfecho con las compensaciones exigidas por una política energética sólida. Es un reto equilibrar la política con la realidad, sobre todo porque los subsidios son populares pero distorsionan los mercados y crean una falta de confianza en el sistema financiero. Por otra parte, los subsidios tienden a apoyar y proteger a las viejas tecnologías. Subsidios cuidadosamente elaborados y transparentes pueden servir a objetivos sociales importantes, relacionados por ejemplo con la pobreza o el clima mundial. El reto es combinar esas políticas con los esfuerzos para dar prioridad a los mercados abiertos, sistemas abiertos, y un mercado en común de la electricidad con un mejor funcionamiento de bajo costo.

Por último, el análisis de datos será un gran impulsor en desarrollar una mejor y más inteligente  infraestructura energética en todo el mundo. La industria del internet mediante la comunicación entre máquinas y vastos datos para aumentar la eficiencia ayudará a administrar la red de forma más inteligente. Usando un modelo de servicios de computación en nube, estas capacidades se pueden implementar hasta en un 50% de menos tiempo que los modelos tradicionales de proyectos preconfigurados con tan sólo una décima parte del costo estimado de implementación. La implementación más rápida de la generación de energía inteligente acelera el impacto económico positivo asociado con la producción y uso de la electricidad. Esto puede tener un efecto acumulativo en el crecimiento económico de una región.

La reforma energética de México es un gran paso adelante para el futuro económico del país; pero su potencial sólo puede ser llevado a cabo si se implementa con una plena consideración de las nuevas realidades en cuanto a la tecnología, las prácticas empresariales y la economía regional.


Texto:Raúl Gallegos

Foto: Mr